Todo
cabe en mis pómulos
la sombra de la vida,
como balcones gaudianos
de lágrimas y arrugas,
de pájaros muertos en el día.
El tiempo sobrepasa al tiempo
y las víctimas no son otra cosa
que un par de receptores
como cerros en medio de la pampa
de unas mejillas de playas y olas.
Flamea la gota salada
parida en los ojos.
las dunas rosadas
no retienen el agua
Desterrados los labios dormidos
amontonados de amores y lutos,
aleteo de lengua sin retorno,
de tormentas y látigo,
de beso y paloma.
.Todo cabe en los pómulos,
tobogán del rostro.
la sombra de la vida,
como balcones gaudianos
de lágrimas y arrugas,
de pájaros muertos en el día.
El tiempo sobrepasa al tiempo
y las víctimas no son otra cosa
que un par de receptores
como cerros en medio de la pampa
de unas mejillas de playas y olas.
Flamea la gota salada
parida en los ojos.
las dunas rosadas
no retienen el agua
Desterrados los labios dormidos
amontonados de amores y lutos,
aleteo de lengua sin retorno,
de tormentas y látigo,
de beso y paloma.
.Todo cabe en los pómulos,
tobogán del rostro.
*****
UNA
CARTA MÁS.
Coincidir el ave en los senos,
atrapar la huella,
al mismo tiempo...al mismo.
En la pila bautismal del silencio
producido por el beso
cae una campana fundida
con piel bronce.
Aparear el níveo símbolo,
en el atrio íntegro y sagrado
cuando el vientre comulga sombras,
mientras las manos de grillos
frotan las alas de todas
las caricias sin nombre.
No sé si dibujar el mapa a escala
o a miradas, o con el tacto sabio
que da el recuerdo.
No sé si lo viví, si es íntegro
el rincón de la memoria.
Pero estás aquí
y no sé si decírtelo.
Coincidir el ave en los senos,
atrapar la huella,
al mismo tiempo...al mismo.
En la pila bautismal del silencio
producido por el beso
cae una campana fundida
con piel bronce.
Aparear el níveo símbolo,
en el atrio íntegro y sagrado
cuando el vientre comulga sombras,
mientras las manos de grillos
frotan las alas de todas
las caricias sin nombre.
No sé si dibujar el mapa a escala
o a miradas, o con el tacto sabio
que da el recuerdo.
No sé si lo viví, si es íntegro
el rincón de la memoria.
Pero estás aquí
y no sé si decírtelo.
*****
Indefinido
es el sabor del jazmín albo
macerado del pensamiento
haciendo sólido el líquido beso
a través de los sentidos.
Sentir que atraviesa, travieso,
el sentimiento.
Acunar los sentidos,
amamantar el trigo de tu piel
despojada y anhelante.
Vaya por la palabra este ser y no ser
trashumante, peregrino
flotando aquella noche fragante y mía,
por las horas azules y los relojes calmos.
Alamares de labios cierran el Amor
en la comisura de mis párpados.
A veces, como un enloquecido manantial
truenan las aguas cuando acerco mi cántaro
al frescor que emana de la llovizna
de tu caricia por los montes ateridos de nardos.
Elevado que está tu mentón dócil
sacralizado por mis impías manos.
De tanto beber tus mandíbulas
se me ahogan de cobre los labios.
El tiempo es huraño
cuando suenan las sirenas de todos los barcos
y el puerto se queda en sombras
desanclando voces.
Todo es letargo.
macerado del pensamiento
haciendo sólido el líquido beso
a través de los sentidos.
Sentir que atraviesa, travieso,
el sentimiento.
Acunar los sentidos,
amamantar el trigo de tu piel
despojada y anhelante.
Vaya por la palabra este ser y no ser
trashumante, peregrino
flotando aquella noche fragante y mía,
por las horas azules y los relojes calmos.
Alamares de labios cierran el Amor
en la comisura de mis párpados.
A veces, como un enloquecido manantial
truenan las aguas cuando acerco mi cántaro
al frescor que emana de la llovizna
de tu caricia por los montes ateridos de nardos.
Elevado que está tu mentón dócil
sacralizado por mis impías manos.
De tanto beber tus mandíbulas
se me ahogan de cobre los labios.
El tiempo es huraño
cuando suenan las sirenas de todos los barcos
y el puerto se queda en sombras
desanclando voces.
Todo es letargo.
Susana Gea. Buenos Aires, Argentina. 2015.
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