Frente al silencio.

Frente al silencio.

martes, 10 de marzo de 2015

Juan Bonilla.



Fragmento





Ahora es de noche y miro el espejo poblado de estrellas que me miran. Vuelvo a ser ingenuo, y como cuando niño, espero hallar en la geografía del firmamento algún fenómeno esporádico con el que nutrir mi memoria. Una estrella fugaz como un calambre a la que pedirle un deseo o la estela que dejara tras de sí una nave espacial. Dicen que la procedencia de los objetos volantes puede ser el espacio exterior (la más obvia), el interior mismo de la Tierra (la más reprimible), otros tiempos (la más poética). Si vinieran de otros tiempos, si fuesen pilotadas por estudiantes de Harvard del siglo XXX que se han arrimado hasta nuestro final de milenio para realizar una tesis doctoral, me complacería especialmente. Pero el día que se quiebre esa superstición según la cual estamos solos en el Universo, el día que entablemos relación con otras civilizaciones, que tengamos certeza de la existencia de otras vidas, toda la filosofía, desde Platón a Adorno, quedará convertida en una serie de “Cartas al Director” publicadas en un pequeño periódico de provincias, todas las guerras sostenidas entre los hombres se transformarán en pequeñas disputas domésticas entre vecinos enojados, y desde luego las próximas elecciones a la presidencia del Gobierno no tendrán más relevancia que la elección de Jefe de Curso en primer Nivel (niños de siete años) en una escuela de una pequeña aldea de una remota región al Norte o al Sur de Alguna Parte.

Hace ya unos meses que nada reivindico. Creerán que se trata de una tregua o de un pacto con el Gobierno. Mañana a la hora del desayuno programaré la elección de alguna nueva sangría. Pero esta noche sólo quiero quedarme así, mirando las estrellas y fumando, contra el tiempo, deseando volver a entonces, a aquella mañana en que crucé una frontera. Hay dos manera de volver al punto que dejaste a tus espaldas. Una consiste en darse la vuelta. La otra en darle la vuelta al mundo. Yo opte por la segunda, y espero llegar pronto a aquel punto que dejé a mis espaldas, y que me aguarda delante ahora.











Juan Bonilla. “El que apaga la luz”. 1995, Pre-Textos Narrativa.








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