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Para
mi corazón basta tu pecho,
para
tu libertad bastan mis alas.
Desde
mi boca llegará hasta el cielo
lo
que estaba dormido sobre tu alma.
Es
en ti la ilusión de cada día.
Llegas
como el rocío a las corolas.
Socavas
el horizonte con tu ausencia.
Eternamente
en fuga como la ola.
He
dicho que cantabas en el viento
como
los pinos y como los mástiles.
Como
ellos eres alta y taciturna.
Y
entristeces de pronto, como un viaje.
Acogedora
como un viejo camino.
Te
pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo
desperté y a veces emigran y huyen
pájaros
que dormían en tu alma.
Pablo
Neruda. “Obras completas I”. 1999, Galaxia Gutenberg/Círculo de
lectores.
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