I
NASSAU
STREET
Alguien
desaparece cada día.
Abandona
el hogar o los amigos
y
parte a otros lugares donde ser
de
él y de los demás desconocido.
Debiera
yo también hacer lo mismo.
PELL
STREET
No
ha valido la pena ser un niño
tanteando
en la penumbra hacía la luz.
No
ha valido la pena ser un joven
desnudando
de sombras la luz.
No
ha valido la pena ser adulto
buscando,
hasta en mí mismo, algo de luz.
No
ha valido la pena haber vivido
si
nunca alcanzaría a ver la luz.
CRYSTIE
STREET
El
camino está lleno de ciudades
cuyo
nombre he perdido. Como el tuyo.
Te
he cubierto del sol cada mañana
y
era grato ocultarse con mi cuerpo.
Eso
debe bastarte. A mí me basta.
Es
inútil que llores en la puerta:
mis
zapatos me llevan al camino.
Si
puedes, tira a un pozo mi recuerdo
o
aprende las canciones de tu infancia.
Mis
zapatos me llevan al camino.
MADISON
AVENUE
Hay
que huir de la gente. Los amigos
tienen
palabras, gestos y miradas
con
una piedra dentro que hace daño.
Hay
que huir de la gente. La familia
es
la mano que aguanta la cabeza
para
que permanezca bajo el agua.
Y
el amor es tan sólo una palabra
que
una mujer nos pone entre los brazos.
Al
irse la mujer duele su nombre.
Estar
aislado es grato para el alma.
Estar
aislado es grato para el cuerpo.
Morir
es sólo aislarse un poco más.
TIMES
SQUARE
No
me reconocéis. Y sin embargo
soy
uno de vosotros. Ese mismo.
EAST
47th STREET
Nunca
acaba esta noche. Nunca acaba.
Ya
pasa poca gente por la calle.
Todos
duermen, malditos, y descansan.
Las
ventanas, los párpados cerrados,
reposan
a su vez en las paredes.
Sólo
yo voy sin rumbo por la calle
seguido
por el ruido de mis pasos.
Todo
parece estar en paz, tranquilo,
con
la preocupación diaria arrojada
a
un rincón, como ropa que se ha usado.
Y
no acaba esta noche. Debería
llegar
en este instante el fin del mundo.
J.
M. Fonollosa. “Ciudad del Hombre: New York”. 1995, SIRMIO,
Quaderns Crema.
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