Frente al silencio.

Frente al silencio.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Ricardo Moreno (III)




CAMINANDO POR EL LADO IDIOTA DE LA LITERATURA


Pero no es raro esto. Allá donde voy, y haga lo que haga, acabo por
sentirme un puto payaso y que todo, alrededor, es solo un grotes-
co circo de mierda. Casi todo acaba por parecerme, simplemente,
ridículo... Creo que algo en mí se gripó en el pasado. No recuerdo
exactamente cuándo ni por qué, el hecho concreto. Puede que entre
los 18 y los 20. Qué se yo... El caso es que soy incapaz de meterme
en mi papel, en cualquier papel, y ya no tengo cuento <<vivir mi propia
película>>. Estoy fuera de sitio siempre, descolocado, ridículo, desu-
bicado. Pero lo peor es que sigo intentándolo. Es algo así como una
presunción de realidad que le doy a todo lo que veo y cualquier esce-
nificación social. El caso es que sigo interpretando, como un imbécil
mi papel [el que se supone que esperan de mí] cuando no tengo capa-
cidad para meterme en aquello y vivirlo sin náuseas, sin agotamiento,
sin sentirme un imbécil. Cualquier acto de bondad, me vuelve una
masa de gelatina amorfa y temblorosa de agradecimiento y babas.
Cualquier acto de maldad me tortura hasta el extremo. No encuentro
un centro de gravedad fuera de mí mismo. Algo sobre lo que apo-
yarme, fuera de mis nervios y mi mierda. Temo y deseo la violencia
con una intensidad igualmente turbulenta y ansiosa. Estoy al borde
de mí mismo, al borde de nada, al borde del asco, al borde de todo.
Soy un completo imbécil, un gilipollas incapaz de disfrutar su propia
gilipollez. Mi software está completamente dañado. Soy un perfecto
neurótico de mierda, incapaz de alcanzar la puta bienaventuranza.






¿Por qué un libro de casi 600 páginas?
¿Por qué no descartar, pulir,
trabajarlo más?
¿Por qué incoherencias, faltas
ausencia de homogeneidad
repeticiones, plagios,chistes fáciles, etc.?
¿Por qué?...
Porque sí.
Porque me sale de los cojones.
Porque todo esto importa una mierda
y en el fondo
a ti también.,
Tú no importas.
Yo no importo,
y mucho menos aún esta triste e inútil cosa,
este oficio de bobos y gilipollas
ni este libro imbécil.
A todos nos iría mucho mejor si, en lugar de escribir,
dejásemos de ir por ahí tocando las pelotas.
¿Cuántos crees que leerán esto,
o lo que tú digas o dejes de decir?

¿Por qué entonces?...
Porque sí.
Porque me sale de los cojones.
Porque puedo.
Solo por eso.








SOY UN TIPO CORRIENTE

No estoy loco. Soy un tipo corriente. Si los tipos corrientes dijesen
lo que piensan, lo que realmente piensan, este mundo no duraría
ni un segundo, se iría a tomar por culo antes de que acabase el día.
Pero los tipos corrientes no pueden pensar ni decir nada. Tienen
que tirar para adelante como sea. Trabajar y pagar la hipoteca y el
colegio de los niños. Solo a veces les entra algo de cordura y, nor-
malmente, acaban matando a alguien. Yo no voy a matar a nadie.
Voy a escribir un libro, este libro. Después de todo, la poesía es
inofensiva, ¿no?






CUANDO ESTOY SOLO

Cuando estoy solo, conduciendo, me pongo la radio muy bajo,
apenas un murmullo en lo que no puede entenderse ni escucharse
nada con claridad. Y eso me tranquiliza... Dicen que las abejas,
aisladas en el laboratorio, les ocurre lo mismo, cuando sienten en 
una grabación del zumbido de un enjambre.




Ricardo Moreno. "JESUCRISTO ESTÁ A LAS PUERTAS y cabalga un caballo eléctrico". 2015, Lupercalia Ediciones.



sábado, 25 de noviembre de 2017

Ricardo Moreno (II)




MONSTRUO

En la cervecería A.
de Munich
Puedes ver a Herr Fisher
Un entrañable octogenario y propietario de dicha cervecería
Antiguo oficial de las SS
En los campos de concentración
de Treblinka y Auswitz

Ahora, llena de interminables jarras de cerveza

Sus hijos y nietos regentan el negocio

¿Es usted un monstruo?
¿Asesinó usted a 10.000 judíos? ―le pregunta el reportero

Él no responde
Simplemente continúa
Llenando jarras y jarras de cerveza
Jarra tras jarra
Para los clientes
En silencio
Pero seguro que entonces
Piensa para sí:

<<¿Crees que eres mejor que yo, niñato?>>...

<<No lo eres>>

<<Tú no estuviste allí>>

<<Tú no viste lo que yo vi>>

<<Yo vi banderas>>

<<Vi ejércitos de hombres
Entregados a una única idea>>

<<Vi un Mesías>>

<<Vi el Sol>>

<<¿Crees que eres mejor que yo?>>...

Seguro que el Herr Fisher piensa todo eso...

Seguro que sí

Pero el reportero le pregunta otra vez

¿Es usted un monstruo, Herr Fisher?

Entonces él mira a la cámara
Y puedes verlo ahí
Puedes verlo en su mirada
En sus ojos
Simplemente eso:
Solo la mirada de un hombre
La mirada de un idiota





ESCRIBE

Escribo porque soy un cerdo, y me gusta revolcarme en el fango y
la mierda. 24 horas vividas con la suficiente intensidad dan para
1000 páginas de toda la bendita literatura que seas capaz de escri-
bir. Vive, revuélcate en el fango, y luego escríbelo, chilla como un
cerdo.





A NADIE LE IMPORTA

A nadie le importa
A nadie le importa tu mierda
A nadie le importa lo que sientas
A nadie le importa lo que hagas o dejes de hacer
A nadie le importa si sufres o no
A nadie va a importarle
Porque nadie
Absolutamente nadie, en realidad
Está pensando en ti
Están pensando
Exactamente en lo mismo que tú:
En sí mismos

...
Pero si alguien lo está haciendo
Deberías empezar a preocuparte

...
Porque probablemente será
Para joderte vivo







IDIOTA

Sonrío, pero dentro de mí hay un infierno.






Ricardo Moreno. "JESUCRISTO ESTÁ A LAS PUERTAS y cabalga un caballo eléctrico". 2015, Lupercalia Ediciones.


jueves, 23 de noviembre de 2017

Ricardo Moreno (I)




JESUCRISTO-JINETE-ELÉCTRICO
JESUCRISTO-COCA-COLA
JESUCRISTO-EXTERMINADOR
Jesucristo Carrefour
Jesucristo J. P. Morgan
Jesucristo-Shell
Jesucristo mecánico, dios del álgebra
y los vectores
Jesucristo
dios de la luz y el sol
Jesucristo Egletes, radiante
Jesucristo Febo, brillante
Jesucristo Liceo, luminoso
Sanador
Agieo
Jesucristo Alexiaco, el que aparta la desgracia
Jesucristo Iatros
Jesucristo-Redbull
Jesucristo, dios de las plagas
las enfermedades y la corrupción
y defensor contra ratas y langostas
Jesucristo, que aparta los mosquitos
cazador de ratones y
saltamontes
Jesucristo Sauróctono, matador de lagartos
Jesucristo Aphetoros, dios del arco
Jesucristo Argurotoxos, del arco de plata
Jesucristo Hekebolos, el que dispara lejos
Jesucristo Licio, matador de lobos
o Lykegenes, nacido de una loba
Jesucristo Nomios, vagabundo
Jesucristo
fundador de murallas
Jesucristo industrial
Jesucristo Cintio
Jesucristo Delfinio, del útero, en Delfos
que se asocia a los delfines
Jesucristo Pitio
Jesucristo Timbreo
Jesucristo, profeta
Jesucristo Coelispex, que observa el cielo
Jesucristo Loxias, oblicuo
Jesucristo-jinete-eléctrico
Jesucristo, dios de PEMEX y SHELL
Jesucristo Ninfageta
dios solar y de la curación
Jesucristo Atepomarus, gran jinete, o dueño de un gran caballo
Jesucristo Belenus, brillante
Jesucristo Cunomaglus, señor de los perros de caza
Jesucristo Grannus, Jesucristo Maponus
Jesucristo Moritasgus, masas de agua marina
Jesucristo Vindonnus, luz clara, dios de la curación
especialmente de los ojos
Jesucristo Virotutis, benefactor de la humanidad
Jesucristo brillante
Jesucristo-ángel-exterminador
Jesucristo, dios de América
Jesucristo-atlántico
Jesucristo-vencedor
Jesucristo-atómico
Jesucristo-caballo
Jesucristo-matador





ESTOY HECHO PEDAZOS

Estoy hecho pedazos
Hecho una mierda

Pero sonrío

He alcanzado una gran virtud
Soy un hipócrita

Aún soy capaz
De no vivir como pienso

y eso
Me mantiene vivo

y
Al mismo tiempo
Va a acabar
Matándome





VEO A JESUCRISTO TODAS LAS NOCHES

Veo a Jesucristo todas las noches. Es un Jesucristo verde, de color
verde. Tiene los ojos amarillentos. Me mira. No hace nada. Solo
me mira. Solo se queda ahí en silencio y mirándome.









HOY ES UNO DE ESOS DÍAS

Hoy es uno de esos días
En que el cielo está amarillo
y parece
que va a llegar la tormenta

Hoy es uno de esos días
En que tengo ganas
De aullar
Follar
Gritar
Reír
Saltar
Comer hasta reventar
Beber
Bailar
Volver a follar
Hoy estoy feliz
Hoy estoy aquí
y me siento bien

y
Me gusta

Sé que podría hacer cualquier cosa
Cualquiera

Todo
Todo va a arder
Todo va a arder
Y yo estaré allí

Lo sé
Hoy es uno de esos días
Y yo estaré allí
Yo nací para esto
Para cabalgar la tormenta






Ricardo Moreno. "JESUCRISTO ESTÁ A LAS PUERTAS y cabalga un caballo eléctrico". 2015, Lupercalia Ediciones.



martes, 21 de noviembre de 2017

Martín Lucía




Sólo el aire.
Entre nosotros,
entre el perfil de los vientres,
sólo el aire.
Y así esperamos.
Obvia, mas no olvides,
que es la calle barricada,
que hay dolor en los niños,
que hay lunas con llanto de plomo.
Y deja sólo el aire.
No más que el aire.
Y a la espera el roce,
el gesto,
el tintineo.
Y a la espera tú,
yo,
los cuerpos.






Te miro como quien mira
aquello que su vida lleva esperando.
Y te digo "Amor, ven a mí".
Y te engaño.
Porque el amor es amar ideas,
que no nombres.
Y te digo "Amor, te estaba buscando".
Y te engaño.
Porque el amor no fue buscarte,
sino saber que te necesitaba.
Porque amar es admitir
que siempre sumamos
idéntica sombra,
que el desamor no es el final,
que es sólo el principio.
Uno no ama unos ojos,
ama una mirada.
No ama unas manos,
ama un tacto.
No ama un pecho,
ama una entrega.
Y, aun así,
te miro como quien mira
aquello que la vida
lleva esperando.
Está el aire compuesto
de tu presencia en luz.







No es el dolor de la pérdida.
Confieso.
No es el esquivar calles.
Ni el desaprender besos.
No.
Es aceptar que tus ojos dibujan un nombre,
que tu espalda recibe unas manos,
que tus dedos enmarañan un pelo.
Y que no sean los míos...
aunque yo lo propiciara todo.
Que no es el dolor de la pérdida.
Te digo.






Es idéntica la ciudad.
Su largura de ausencia.
Los niños muertos en flor.
Las madres sin manos.
Idéntica.
Es idéntica la ciudad.
Y yo la atravieso.
Como días atrás.
Pero hoy llevo sal.
Como cuando la caricia
era voraz y prolongada,
hábito involuntario.
Mas hoy no me sueño aire.
Tampoco agua.
Atrás quedó el huracán,
el vergel en el pecho.
Amanece en mí
la cicatriz de mi nombre.
Soy hueso. Carne. Átomo.
Sumatorio de soledad.







Martín Lucía. "El desamor es sólo el principio". 2017, Ediciones En Huida.




jueves, 16 de noviembre de 2017

Fernando Pessoa (II)



Libro del desasosiego de Bernando Soares


Fragmentos:



185


      Como Diógenes a Alejandro, solo he pedido a la vida que no me quitase el sol. He tenido deseos, pero se me ha negado la razón de tenerlos. Lo que he hallado, más valiera haberlo hallado realmente. El sueño (...)
      Vacilo en todo, muchas veces sin saber por qué. Qué de veces busco, como línea recta que me resulta propia, concibiéndola mentalmente como línea recta ideal, la distancia menos corta entre dos puntos. Nunca he tenido el arte de estar vivo activamente. He equivocado siempre los gestos en los que nadie se equivoca; lo que los demás nacieron para hacer, me he esforzado siempre en no dejar de hacerlo. Deseo siempre conseguir lo que los demás han conseguido casi sin desearlo. Entre mí y la vida ha habido siempre cristales oscuros: no he sabido de ellos por la vista, ni por el tacto; no he vivido esa vida o ese plan, he sido el devaneo de lo que he querido ser, mi sueño empezó en mi voluntad, mi propósito ha sido siempre la primera ficción del que nunca he sido.
      Nunca he sabido si era excesiva mi sensibilidad para mi inteligencia o mi inteligencia para mi sensibilidad. He retraído siempre, no sé a cual, tal vez a ambas, o una u otra, o fue la tercera la que se retrajo.





194

      Me busco y no me encuentro. Pertenezco a horas crisantemos, nítidas en una distancia de jarros. Debo hacer de mi alma una cosa decorativa.
      No sé qué detalles excesivamente /pomposos/ y escogidos definen la hechura de mi espíritu. Mi amor a lo ornamental existe, sin duda, porque siento en él algo idéntico a la substancia de mi alma.





265

      Una de las grandes tragedias de mi vida aunque de esas tragedias que suceden en la sombra y en el subterfugio es la de no poder sentir nada naturalmente. Soy capaz de amar y odiar, como todos, de, como todos, desconfiar y entusiasmarme; pero ni mi amor, ni mi odio, ni mi recelo, ni mi entusiasmo son exactamente esas cosas que son. O les falta algún elemento o les sobra alguno. La verdad es que son cualquier otra cosa, y lo que siento no se ajusta a la vida.
      En los espíritus llamados calculadores y la palabra está muy bien traída, los sentimientos sufren la delimitación del cálculo, del escrúpulo egoísta, y parecen otros. En los espíritus llamados propiamente escrupulosos, se nota la misma dislocación de los instintos naturales. En mí se nota la misma perturbación de la conveniencia del sentimiento, pero no soy calculador, ni soy escrupuloso. No tengo disculpa para sentir mal. Por instinto, desnaturalizo los instintos. Sin querer, quiero equivocadamente.





449

MANERA DE BIEN SOÑAR


      ―Aplázalo todo. Nunca se debe hacer hoy lo que también se puede dejar de hacer mañana
      Ni siquiera es necesario que se haga algo, mañana u hoy.
      ―Nunca pienses en lo que vas a hacer. No lo hagas.
      ―Vive tu vida. No seas vivido por ella.
      En la verdad y en el error, en el gozo y en el malestar, sé tu propio ser. Solo podrás hacer eso soñando, porque tu vida-real, tu vida humana es aquella que no es tuya, sino de los demás. Así, substituirás el sueño a la vida y te cuidarás tan solo de soñar con perfección. En todos tus actos de la vida-real, desde el nacer hasta el de morir, tú no actúas: eres actuado; tú no vives: eres vivido tan solo.
      Vuélvete para los demás una esfinge absurda. Enciérrate, pero sin dar un portazo, en tu torre de marfil. Y tu torre de marfil eres tú mismo.
      Y si alguien te dice que esto es falso y absurdo, no lo creas. Pero tampoco creas en lo que yo te digo, porque no se debe creer en nada.
      ...
      ―Desprécialo todo, pero de modo que el despreciar no te cause molestias. No te juzgues superior a tu despreciar. El arte del desprecio está en eso.






APÉNDICE

3

PERISTILO


      A las horas en que el paisaje es una aureola de vida, y el sueño es tan solo soñarse, yo he construido, oh amor mío, en el silencio del desasosiego, este libro extraño con portones abiertos al fin de una alameda en una casa abandonada.
      He cogido para escribirlo el alma de todas las flores, y con los momentos efímeros de todos los cantos de todas las aves he tejido eternidad e inercia. Tejedora (...), me he sentado a la ventana de mi vida y he olvidado que vivía y era, tejiendo mortajas para amortajar mi tedio en los manteles de lino casto hechos para los altares de mi silencio, (...)
      Y yo te ofrezco este libro porque sé que es bello e inútil. Nada enseña, nada hace creer, nada hace sentir. Regato que corre hacia un abismo-ceniza que el viento esparce y ni fecunda ni es dañina,
      ―he puesto toda mi alma al hacerlo, pero no he pensado en él mientras lo hacía, sino solo en mí, que soy triste, y en ti, que no eres nadie.
      Y porque este libro es absurdo, yo lo amo; porque es inútil, yo quiero darlo; y porque de nada sirve quiero dártelo, yo te lo doy...
      Reza por mí al leerlo, bendíceme por amarlo y olvídalo como el sol de hoy al sol de ayer (como yo olvido a las mujeres de los sueños que nunca he sabido soñar).
      Torre del Silencio de mis ansias, ¡que este libro sea el claro de luna que te hizo otra en la noche del Misterio Antiguo!
      Río de imperfección dolorida, que este libro sea el barco dejado ir por tus aguas abajo para acabar en un mar que se sueñe.
      Paisaje de la Enajenación y del Abandono, que este libro sea tuyo como tu Hora, y se ilimite de ti como de la hora de la púrpura falsa.





Fernando Pessoa. "Libro del desasosiego".1998, Planeta.


martes, 14 de noviembre de 2017

Fernando Pessoa (I)



Libro del desasosiego de Bernando Soares


Fragmentos:



26

      Dar a cada emoción una personalidad, a cada estado de alma un alma.




85

      Le he pedido tan poco a la vida, y ese mismo poco la vida me lo ha negado. Un haz de parte del sol, un campo [...], un poco de sosiego con un poco de pan, no pesarme mucho el conocer que existo, y no exigir nada de los demás ni exigir ellos nada de mí. Esto mismo me ha sido negado, como quien niega la sombra no por falta de buenos sentimientos, sino para no tener que desabrocharse la chaqueta [...]
      Escribo, triste, en mi cuarto tranquilo, solo como siempre he estado, solo como siempre estaré. Y pienso si mi voz, aparentemente tan poco cosa, no encarna la substancia de millares de voces, el hambre de decirse de millares de vidas, la paciencia de millones de almas sumisas como la mía, en el destino cotidiano, al sueño inútil, a la esperanza sin resquicios. En estos momentos, mi corazón late más alto debido a mi conciencia de él. Vivo más porque vivo mayor. Siento en mi persona una fuerza religiosa, una especie de oración, una semejanza de clamor. Pero la reacción contra mí me baja de la inteligencia... Me veo en el cuarto piso alto de la Calle de los Doradores, me siento como un sueño; miro, sobre el papel medio escrito, la vida vana sin belleza y el cigarro barato [...] sobre el secante viejo. ¡Aquí yo, en este cuarto piso, interpelando a la vida! haciendo prosa [...]




97

      Desde la terraza del café miro trémulamente hacia la vida. Poco veo de ella el bullicio en esta concentración suya en esta plazuela nítida y mía. Un marasmo como un tropiezo de borrachera me elucida el alma de cosas. Transcurre fuera de mí en los pasos de los que pasan [...] la vida evidente y unánime.
      En este momento, los sentidos se me han paralizado y todo me parece otra cosa: mis sensaciones un error confuso y lúcido, abro las alas pero no me muevo, como un /cóndor/ ficticio.
      Hombre de ideales que soy, ¿quién sabe si mi mayor aspiración no es realmente no pasar de ocupar este lugar a esta mesa de este café?
      Todo es vano, como remover cenizas, vago como el momento en que todavía no es alborada.
      ¡Y la luz brota tan serenamente y perfectamente en las cosas, las dora tan de realidad sonriente y triste! Todo el misterio del mundo baja hasta delante de mis ojos a esculpirse en trivialidad y calle!
      ¡Ah, de qué manera las cosas cotidianas rozan misterios para nosotros! ¡De qué manera en la superficie, que la luz toca, de esta vida compleja de tan humana, la Hora, sonrisa incierta, sube a los labios del Misterio! ¡Qué moderno suena todo esto! ¡Y, en el fondo,es tan antiguo, tan oculto, tan teniendo otro sentido que el que luce en todo esto!






167

      Dicen que el tedio es una enfermedad de inertes, o que ataca solo a quienes nada tienen que hacer. Esa enfermedad del alma es sin embargo más sutil: ataca a quienes tienen disposición para ella, y perdona menos a los que trabajan, o fingen trabajar (lo que para el caso es lo mismo) que a los inertes de verdad.
      Nada hay peor que el contraste entre el esplendor natural de la vida interior, con sus Indias naturales y sus países desconocidos, y la sordidez, aunque en realidad no sea sórdida, de la rutina de la vida. El tedio pesa más cuando no tiene la disculpa de la inercia. El tedio de los grandes esforzados es el peor de todos.
      No es el tedio de la enfermedad del aburrimiento de no tener nada que hacer, sino la enfermedad mayor de sentirse que no vale la pena hacer nada. Y, siendo así, cuanto más hay que hacer, más tedio hay que sentir.
      ¡Cuántas veces levanto del libro en que estoy escribiendo y en el que trabajo la cabeza vacía de todo el mundo! Más me valdría encontrarme inerte, sin hacer nada, sin tener que hacer nada, porque ese tedio, aunque real, por lo menos lo disfrutaría. En mi tedio presente no hay reposo, ni nobleza, ni bienestar en el que haya un malestar: hay un apagamiento enorme de todos los gestos hechos, no un cansancio virtual de los gestos por no hacer.



Fernando Pessoa. "Libro del desasosiego".1998, Planeta.



domingo, 12 de noviembre de 2017

Josep M. Rodríguez




TUMBA ABIERTA DE UN NIÑO


Despiertas
                  y estás dentro de un alud,
sepultado en su luz blanca, de nieve.

Ficticia sensación de empezar algo de nuevo,
como un cuentakilómetros
que da toda la vuelta.

¿Y tu niñez,
su fábula de fuentes?

Cada día que pasa, los objetos
van ganando más peso o densidad.
El tiempo. La memoria.
Los buitres, que construyen
en tus ojos
                  su nido.

Ficticia sensación de estar echando tierra
sobre el féretro de alguien que no ha muerto.

Poesía,
sangre seca.





A ESTE LADO DEL RÍO


Crecen flores silvestres
en las vías de tren abandonadas.

Se percibe el pasado a cada instante.

En bandada,
                     los ánades salvajes
vuelan hacia el verano

(o acaso son el hilo de esa gran marioneta
que no adivino a ver,
pero que es mi futuro).

Acuérdate de Bishop:
en el tiempo se puede confiar.

Sin embargo, no estaba preparado
para el comienzo
de la monotonía.

Toda mi confianza, inherente a ser joven,
era de hielo

y pronto se deshizo.

Me reconozco en lo que está incompleto.

¿Qué más puedo decir?

Mi corazón
es una cuenta atrás.







JARDÍN

Después de la tormenta,
las hojas que han caído alrededor del árbol
empiezan a pudrirse.

Gotean los rosales:
son un cuadro de Pollock
queriendo deshacerse.

Mi madre me contó
que la primera vez que vi la lluvia
empecé a llorar,
como si por entonces ya entendiera
que en la belleza hay algo doloroso.

Es invierno. Y hay una bruma leve,
fría,
como un velo de novia en la mesa de autopsias.

Dime,
¿qué crees tener ya que no hayas perdido?






Josep M. Rodríguez. "Sangre seca". 2017, Hiperión.