GUERRA
SUPREMA
tenía
lados de mí a solas con la transparencia
y
fui tejiéndoles unas paredes.
comenzó
a saltarme al espíritu
infinito
fósil
en
pequeños fragmentos
con
el que a su vez mi espíritu
se
empeñó en construirme otros ojos.
así
hemos trabajado ambos, sin vernos,
él
cegado sacando destellos
fuera
del rayo
yo
mirando hacia arriba desde arriba
cayéndome
solo hacia el vértigo
él
teniendo en un solo día que robar luz
a
todos los tiempos
yo
con los ojos antiguos
dentro
de otros ojos que no cierro.
entonces
le hablé de defender una sola palabra
y
acabar con todo esto.
¿dónde
confluye el alma y la materia
más
que en el hombre?
MI
MESA
aprendo
a colocar la eternidad
entre
los cuencos
mi
alimento luminoso
inefable,
redondo,
coloco
el pulmón del pan
la
llave de otra tierra
criaturas
recientes, pequeñas.
esta
es mi mesa,
que
toda mi comida es de no tener miedo
de
no tener nada.
entre
el triste vaivén del polvo
vive
la expresión del universo.
resplandece
en el agua salvaje
como
el pájaro
abierto
de mi soledad.
LOS
PÁJAROS
los
pájaros mueren secretamente escritos
ellos
dicen que la eternidad
es
cualquier ramita o cosa
de
sus casas
que
levantan o colocan
como
si le fuera a dar un vuelco al infinito
y
el infinito estuviera resuelto con restos
de
ojos pequeños
de
alas y de perder el miedo
ellos
dicen que son fábricas
de
respirar
que
van haciendo pulmones
y
a la luz le salen espinas
de
tantos picos
y
suben todo el amor
y
agrietan
la
noche
porque
tienen que sanar
(cómo
duele el horozonte entre las plumas)
y
vienen y van con los estambres
del
alma heridos
de
tener que irse dejándolo todo
solo
hermoso
los
pájaros mueren secretamente escritos.
acuérdate,
mi libertad
de
no firmar nunca.
Gabriela
Amorós Seller. "El estuario rojo". 2017, Izana editores.
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