Frente al silencio.

Frente al silencio.

viernes, 29 de agosto de 2014

Paul Auster.


Fragmento.


Esta mañana, te despiertas en la penumbra de otro amanecer de enero, con una luz difuminada, grisácea, penetrando en el dormitorio, y ahí está el rostro de tu mujer vuelto hacía ti, los ojos cerrados, aún profundamente dormida, las mantas subidas hasta el cuello, asomando únicamente la cabeza, y te maravilla lo preciosa que está, lo joven que parece, incluso ahora, treinta años después de la primera vez que te acostaste con ella, al cabo de treinta años de vivir bajo el mismo techo y compartir la misma cama. (…)





Paul Auster. “Diario de invierno”. 2012, Círculo de Lectores.


miércoles, 27 de agosto de 2014

Alfonso Brezmes.


CRIMEN IMPERFECTO.


De todos los crímenes que cometí
sólo me arrepiento de uno:
no haber matado del todo el deseo,
ese buitre abyecto e insaciable
que me hace creer
que sigo estando vivo.




Alfonso Brezmes. “La NocheTatuada”. 2013, Renacimiento.



Leopoldo María Panero.


    II. EL HOMBRE QUE SE CREÍA LEOPOLDO
    MARÍA PANERO


Llovía y llovía sobre la casa De Kooning, célebre por sus aparecidos. Allí, el hijo menor de De Kooning, se levantó nervioso de la cama, se puso una bata y fue hasta el dormitorio de su padre para decirle que era Leopoldo María Panero. Mientras se demoraba en acentuar su disgusto por la película de Chávarri El Desencanto, no hubo más remedio que llamar a un psiquiatra. Ya en el manicomio, persistía en su delirio, imaginaba escenas de la infancia, calles de Astorga, campanadas, porrazos de mi padre. Tras un rápido electroshock, pasó a creerse Eduardo de Haro, una ligera variante de la primera figura. Luego se puso a cojear y a toser y afirmó ser Vicente Aleixandre. Mientras tanto en la casa de De Kooning, entre ruidos de cadenas, siguen multiplicándose los aparecidos.





Leopoldo María Panero. “Poesía Completa (1970-2000)”. 2004, Colección Visor de Poesía.


martes, 26 de agosto de 2014

Batania.


Poesía o cero


Yo el dormido. Navegando sin ojos
en el bote de las luxaciones. Treinta años,
tantos huesos y cuánto humo.

Cuánto amor
en falso, cuánto estuario baldío,
cuántos bueyes, cuánto sinpájaro.

Tenía que. Me vine a Madrid a
probarme la ciudad. Buscando a mi padre
en destierra firme. Para frotarme contra
la muerte. Para morder a la poesía.

La poesía.

Poesía o nada
(hace un tiempo espléndido para otra Bastilla)
Poesía o nadie
(estamos en vísperas de las manzanas)

Poesía o cero.





Batania Neorrabioso. “La poesia ha vuelto y yo no tengo la culpa” 2014, Antología de caballos.


lunes, 25 de agosto de 2014

José Saramago.


26


Algunas veces, desde que comenzó a vivir libremente, Abel se preguntaba a si mismo: <<¿Para qué?>>. La respuesta era siempre igual y también la más cómoda: <<Para nada>>. Y si el pensamiento insistía: <<No es nada. Así no merece la pena>>, añadía: <<Me dejo ir. Esto irá a alguna parte>>.

Veía claro que <<esto>>, su vida, no iba a ninguna parte, que procedía como los avariciosos que amontonan oro sólo por tener el placer de contemplarlo. En su caso no se trataba de oro, sino de experiencia, único provecho de su vida. Sin embargo, la experiencia, si no se aplica, es como el oro inmovilizado: no produce, no rinde, es inútil. Y de nada le vale a un hombre acumular
experiencia como si acumulara sellos. (…)





José Saramago. “Claraboya”. 2009, Círculo de Lectores.


domingo, 24 de agosto de 2014

Diana Álvarez.


TEORÍA DE 
CUERDAS.



Donde yo fui.
Donde tú eres.
Donde nunca estuve.
Donde no me encontraste.
Donde te busqué.
Donde seremos.






Diana Álvarez. “La Disyuntiva de Los Amantes”. 2014, Ediciones Alternativas.

jueves, 21 de agosto de 2014

Charles Bukowski.


44


Podía ver el camino que se abría frente a mí. Yo era pobre e iba a continuar siéndolo. Pero tampoco deseaba especialmente tener dinero. No sabía qué es lo que quería. Sí, lo sabía. Deseaba algún lugar donde esconderme, algún sitio donde no tuviera que hacer nada. El pensamiento de llegar a ser alguien no sólo no me atraía sino que me enfermaba. Pensar en ser un abogado, concejal, ingeniero, cualquier cosa por el estilo, me parecía imposible. O casarme, tener hijos, enjaularme en la estructura familiar. Ir a algún sitio para trabajar todos los días y después volver. Era imposible. Hacer cosas normales como ir a comidas campestres, fiestas de Navidad, el 4 de Julio, el Día del Trabajo, el Día de la Madre...¿acaso los hombres nacían para soportar esas cosas y luego morir? Prefería ser un lavaplatos, volver a mi pequeña habitación y emborracharme hasta dormirme (…)






Charles Bukowski. “La senda del perdedor” 1982. Primera edición en <<Contraseñas>> octubre 1990.


miércoles, 20 de agosto de 2014

Karmelo C. Iribarren.


A VECES SUCEDE.


Me senté
en la terraza.
El silencio
era absoluto.
Veía encenderse
y apagarse
las luces interiores
de las casas.
Un viento suave,
húmedo,
me acariciaba
el rostro...
Es el mundo
-me dije-,
y es un lugar
maravilloso.




Karmelo C. Iribarren. “LAS LUCES INTERIORES”. 2013, Editorial Renacimiento.


martes, 19 de agosto de 2014

Juan José Millás.


Escribir*


<<13.15. Todos los tripulantes de los compartimentos sexto, séptimo y octavo pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas.>> Estas palabras, escritas por un oficial del Kursk en un pedazo de papel, tienen la turbadora exactitud que pedimos a un texto literario. El autor está rodeado de bocas que exhalan un pánico que ni siquiera nombra. Él mismo debe de encontrarse al borde de la desesperación, pero no tiene tiempo ni papel para recrearse en la suerte. Ha de hacer, pues, una selección rigurosa de los materiales narrativos, y el resultado es esa obra maestra en la que, sin embargo, sólo cuenta aquello a lo que se puede asignar un número: la hora y la cantidad de hombres. En situaciones extremas, la literatura sale a presión, como por la grieta de una tubería reventada. El documento del oficial del Kursk es bueno porque es necesario. Mientras la muerte trepaba por sus piernas, ese hombre se entregó con fría vehemencia a la literatura. Y de qué modo. (…)

*Se refiere a la tragedia ocurrida en agosto del año 2000, en la que falleció toda la tripulación del submarino nuclear de la Armada de Rusia, K-141 Kursk.



Juan José Millás. “Articuentos completos”. 2011, Seix Barral Biblioteca Breve

lunes, 18 de agosto de 2014

David González.


      SAL

Para Sofía Castañón

      alguna tarde
      cruzábamos el rompe-
      olas
      corriendo
y    aunque no mirábamos atrás
o    precisamente por eso
      al llegar al faro
      ya éramos
      estatuas
      estatuas 
      de sal




David González. “Algo que declarar (poesía de no ficción)” 2007 Bartleby Editores





domingo, 17 de agosto de 2014

Ana Patricia Moya.


Arqueología II


Piedras.
Sólo hay eso:
piedras y más piedras.
Restos de historia,
piedras que se amontonan,
que resisten, estoicas,
al paso del tiempo.

Las ruinas son como los recuerdos,
pesadas e inamovibles
de la memoria

                         y del corazón.




Ana Patricia Moya. “Material de deshecho (mierda en el corazón)”. 2013 Ediciones En Huida.

sábado, 16 de agosto de 2014

Magda Robles.


ALDABA.


Restalla el verbo.
Quiebra el silencio.
Se abre paso por la carne.

Resuenan versos.
Entre los cuerpos,
cruce de sombras.

Sobre la cama
buril de fuego,
copa velada.

Viertes palabras.
Gota tras gota
se escancia el alba.

Iluso eres,
si el desvestir la piel
es tu procáz amago
de desnudar el alma...





Magda Robles León. “En penumbras se hizo verbo” (XVII Premio Nacional de Poesía Miguel de Cervantes de la ciudad de Armilla, 2013) Editorial Jizo de Literatura Contemporánea.