II. EL
HOMBRE QUE SE CREÍA LEOPOLDO
MARÍA
PANERO
Llovía
y llovía sobre la casa De Kooning, célebre por sus aparecidos.
Allí, el hijo menor de De Kooning, se levantó nervioso de la cama,
se puso una bata y fue hasta el dormitorio de su padre para decirle
que era Leopoldo María Panero. Mientras se demoraba en acentuar su
disgusto por la película de Chávarri El Desencanto, no
hubo más remedio que llamar a un psiquiatra. Ya en el manicomio,
persistía en su delirio, imaginaba escenas de la infancia, calles de
Astorga, campanadas, porrazos de mi padre. Tras un rápido
electroshock, pasó a creerse Eduardo de Haro, una ligera variante de
la primera figura. Luego se puso a cojear y a toser y afirmó ser
Vicente Aleixandre. Mientras tanto en la casa de De Kooning, entre
ruidos de cadenas, siguen multiplicándose los aparecidos.
Leopoldo
María Panero. “Poesía Completa (1970-2000)”.
2004, Colección Visor de Poesía.
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