Poema
perteneciente al relato de Ligeia.
¡Mirad!
¡Es una noche de gala
en
los últimos años solitarios!
La
multitud de ángeles alados,
con
velos, y en lágrimas bañados,
en
un teatro se sientan y contemplan
un
drama de esperanzas y temores,
mientras
toca la orquesta a suaves intervalos
la
música sin fin de las esferas.
Mimos
en la imagen de Dios en lo alto
susurran
y murmuran con tenue voz,
y
vuelan pasando de aquí para allá
meros
títeres ellos, que entran y salen
al
ruego de enormes cosas informes
que
mueven sin cesar el extraño decorado,
agitando,
desplegando sus alas de cóndor,
¡vertiendo
invisible aflicción y pesar!
¡Abigarrado
drama! ¡Oh, sin duda,
jamás
quedará olvidado!
Con
su fantasma siempre perseguido
por
una multitud que no alcanza
en
un círculo que gira y vuelve
siempre
al eterno lugar.
Y
mucho de locura y más pecado
y
horror... el alma de la intriga.
¡Pero
mirad! Entre el tumulto de mimos
una
forma se arrastra, se insinúa,
roja
como la sangre serpentea,
¡y
sale de la dramática soledad!
¡Se
retuerce! ¡Se retuerce! Con dolores mortales
transforma
a los mimos en alimento,
y
los serafines lloran ante horribles colmillos
de
sangre humana manchados.
¡Apagadas
están las luces, todas apagadas!
Y
sobre cada forma temblorosa
el
telón, un paño mortuorio,
cae
con furia de tormento,
y
los ángeles todos pálidos y tristes,
levantados
ya, sin velos, afirman
que
el drama es la tragedia <<Hombre>>
y
su héroe el Gusano Vencedor.
Edgar
Allan Poe. "El gato negro y otros cuentos". 2001, El País.
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