el
soldado, su mujer y el vagabundo
yo
era un vagabundo en San Francisco pero una vez conseguí
entrar
en un concierto de música clásica junto con la gente
bien
vestida
y
la música era buena pero había algo en el
público
que no lo era
y
algo en la orquesta
y
en el director que
no
lo era,
aunque
el edificio estaba bien y la
acústica
era perfecta
yo
prefería escuchar música a solas
en
mi radio
y
después volví a mi cuarto y
encendí
la radio pero
entonces
me golpearon la pared:
<<¡APAGA
ESE MALDITO CACHARRO!>>
había
un soldado en el cuarto de al lado
que
vivía con su mujer
y
pronto se iría lejos a
protegerme
de Hitler así que
apagué
la radio y entonces oí que su
mujer
decía: <<no deberías haber hecho eso.>>
y
el soldado dijo: <<¡ANDA Y QUE LE FOLLEN!>>
pensé
que era muy amable por su parte
sugerirle
a su mujer que lo hiciera.
por
supuesto,
ella
nunca vino a follar conmigo.
de
todos modos, nunca fui a otro concierto
y
aquella noche escuché la radio muy
bajita,
con la oreja pegada al
aparato.
la
guerra tiene su precio y la paz nunca dura y
millones
de jóvenes morían por todas partes
y
mientras escuchaba música clásica les
oía
hacer el amor, con desesperación y
tristeza,
a través de Shostakovich, Brahms,
Mozart,
a través de crescendos y clímax,
a
través del muro común
de
nuestra oscuridad.
Para
Jane
225
días bajo la hierba
y
sabes más que yo.
hace
mucho que te has quedado sin sangre
eres
leña seca en una cesta.
¿es
así como son las cosas?
en
esta habitación
las
horas del amor
aún
hacen sombras.
Cuando
te fuiste
te
llevaste casi
todo.
me
arrodillo por las noches
ante
tigres
que
no me dejan tranquilo.
lo
que fuiste
no
se repetirá.
Los
tigres me han encontrado
y
no me importa.
la
noche en que estuve a punto de morir
la
noche en que estuve a punto de morir
yo
estaba sudando en la cama
y
podía oír los grillos
y
una pelea de gatos fuera
y
podía sentir como mi alma se desprendía y atravesaba
el
colchón
y
justo antes de que tocase el suelo me levanté de un salto
estaba
tan débil que casi no podía andar
pero
caminé de un lado a otro y encendí todas las luces
después
regresé a la cama
y
otra vez mi alma se desprendió y atravesó el colchón
y
me levanté de un salto
justo
antes de que tocase el suelo
caminé
de un lado a otro y encendí todas las luces
y
después volví a la cama
y
otra vez se desprendió y
yo
me levanté
y
encendí todas las luces
yo
tenía una hija de 7 años
y
estaba seguro de que ella no quería que muriese
si
no no me hubiese
importado
pero
durante toda aquella noche
nadie
llamó por teléfono
nadie
vino a verme con una cerveza
mi
novia no llamó
todo
lo que podía oír eran grillos y hacía
calor
y
seguí entregado al asunto
levantándome
y acostándome
hasta
que el primer rayo de sol entró por la ventana
a
través de los arbustos
y
entonces me metí en la cama
y
el alma se quedó
dentro
por fin
y
me dormí.
ahora
la gente viene a verme
llaman
a mis puertas y ventanas
el
teléfono suena
el
teléfono suena una y otra vez
recibo
cartas fantásticas por correo
cartas
de odio y cartas de amor.
todo
vuelve a ser igual.
libertad
estaba
sentada en la ventana
de
la habitación 1010 en el Chelsea
de
Nueva York,
la
antigua habitación de Janis Joplin.
hacía
40 grados
y
ella se había metido un speed
y
tenía una pierna sobre
el
alféizar,
y
se asomó y dijo,
<<¡Dios
mío, esto es fantástico!>>
y
entonces resbaló
y
casi cae al vacío,
pero
se agarró a tiempo.
estuvo
muy cerca.
se
metió dentro
pasó
por delante de mí y se tumbo
en
la cama.
he
perdido muchas mujeres
de
muchas maneras diferentes
pero
aquélla hubiese sido
la
primera vez
de
ese modo.
después
giró y se cayó de la cama
aterrizó
de espaldas
y
cuando me acerqué
estaba
dormida.
se
había pasado todo el día diciendo que
quería
ver la Estatua de la Libertad
ya
no me molestaría con aquello
durante
un rato.
Charles
Bukowski. “Peleando a la contra”. 1997, Editorial Anagrama.
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