Frente al silencio.

Frente al silencio.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Charles Bukowski (I)




el soldado, su mujer y el vagabundo


yo era un vagabundo en San Francisco pero una vez conseguí
entrar en un concierto de música clásica junto con la gente
bien vestida
y la música era buena pero había algo en el
público que no lo era
y algo en la orquesta
y en el director que
no lo era,
aunque el edificio estaba bien y la
acústica era perfecta
yo prefería escuchar música a solas
en mi radio
y después volví a mi cuarto y
encendí la radio pero
entonces me golpearon la pared:
<<¡APAGA ESE MALDITO CACHARRO!>>

había un soldado en el cuarto de al lado
que vivía con su mujer
y pronto se iría lejos a
protegerme de Hitler así que
apagué la radio y entonces oí que su
mujer decía: <<no deberías haber hecho eso.>>
y el soldado dijo: <<¡ANDA Y QUE LE FOLLEN!>>
pensé que era muy amable por su parte
sugerirle a su mujer que lo hiciera.
por supuesto,
ella nunca vino a follar conmigo.

de todos modos, nunca fui a otro concierto
y aquella noche escuché la radio muy
bajita, con la oreja pegada al
aparato.

la guerra tiene su precio y la paz nunca dura y
millones de jóvenes morían por todas partes
y mientras escuchaba música clásica les
oía hacer el amor, con desesperación y
tristeza, a través de Shostakovich, Brahms,
Mozart, a través de crescendos y clímax,
a través del muro común
de nuestra oscuridad.






Para Jane


225 días bajo la hierba
y sabes más que yo.

hace mucho que te has quedado sin sangre
eres leña seca en una cesta.

¿es así como son las cosas?

en esta habitación
las horas del amor
aún hacen sombras.

Cuando te fuiste
te llevaste casi
todo.

me arrodillo por las noches
ante tigres
que no me dejan tranquilo.

lo que fuiste
no se repetirá.

Los tigres me han encontrado
y no me importa.






la noche en que estuve a punto de morir


la noche en que estuve a punto de morir
yo estaba sudando en la cama
y podía oír los grillos
y una pelea de gatos fuera
y podía sentir como mi alma se desprendía y atravesaba
el colchón
y justo antes de que tocase el suelo me levanté de un salto
estaba tan débil que casi no podía andar
pero caminé de un lado a otro y encendí todas las luces
después regresé a la cama
y otra vez mi alma se desprendió y atravesó el colchón
y me levanté de un salto
justo antes de que tocase el suelo
caminé de un lado a otro y encendí todas las luces
y después volví a la cama
y otra vez se desprendió y
yo me levanté
y encendí todas las luces

yo tenía una hija de 7 años
y estaba seguro de que ella no quería que muriese
si no no me hubiese
importado

pero durante toda aquella noche
nadie llamó por teléfono
nadie vino a verme con una cerveza
mi novia no llamó
todo lo que podía oír eran grillos y hacía
calor
y seguí entregado al asunto
levantándome y acostándome
hasta que el primer rayo de sol entró por la ventana
a través de los arbustos
y entonces me metí en la cama
y el alma se quedó
dentro por fin
y me dormí.
ahora la gente viene a verme
llaman a mis puertas y ventanas
el teléfono suena
el teléfono suena una y otra vez
recibo cartas fantásticas por correo
cartas de odio y cartas de amor.
todo vuelve a ser igual.











libertad


estaba sentada en la ventana
de la habitación 1010 en el Chelsea
de Nueva York,
la antigua habitación de Janis Joplin.
hacía 40 grados
y ella se había metido un speed
y tenía una pierna sobre
el alféizar,
y se asomó y dijo,
<<¡Dios mío, esto es fantástico!>>
y entonces resbaló
y casi cae al vacío,
pero se agarró a tiempo.
estuvo muy cerca.
se metió dentro
pasó por delante de mí y se tumbo
en la cama.

he perdido muchas mujeres
de muchas maneras diferentes
pero aquélla hubiese sido
la primera vez
de ese modo.

después giró y se cayó de la cama
aterrizó de espaldas
y cuando me acerqué
estaba dormida.

se había pasado todo el día diciendo que
quería ver la Estatua de la Libertad
ya no me molestaría con aquello

durante un rato. 





 Charles Bukowski. “Peleando a la contra”. 1997, Editorial Anagrama.




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