Reseña:
¿Cómo
no estremecerse ante cualquiera de los poemas de Magda Robles?
Descubrí
la obra de esta autora gracias a las redes sociales y blogs donde,
generosamente, vierte su poesía. Más tarde me llegó en papel. Todo
un placer leerla en este formato... Quienes conocemos algo de
su obra sabemos de la facilidad con la que sus versos logran
conmover, en el sentido más horaciano de la palabra.
Con
su último libro, En piel del ángel caído, la granadina
continúa con una poesía evocadora, íntima y profundamente
comunicativa. Una evolución sobre el camino iniciado en su primer
poemario, En penumbras se hizo verbo, XVII Premio Nacional de
Poesía "Miguel de Cervantes" de la ciudad de Armilla. Una
confirmación ampliada y evolutiva a la voz propia de una poeta que,
pese a su juventud, imprime en su obra una solidez y hondura
emocional propias de una poesía con un amplio bagaje.
Con
el título se nos sitúa ante el mito del ángel caído: Lucifer.
Ángel, de luz y de tinieblas, inspiración para poetas. El mito
del ángel caído cobra importancia desde la Literatura romántica
(de gran importancia para entender el quehacer lírico de la autora)
ya que en él se identifica al poeta como tal, esto es, un ser que
pese a estar marginado por una sociedad materialista y poco
espiritual se muestra como el más capacitado para enfrentarse y dar
salida y explicación a través de la palabra, el verbo, a los
sentimientos más humanos pero menos racionales. Se pone así, la
autora, en piel del ángel caído para hurgar en lo más profundo de
su alma y en los recovecos más oscuros de la condición humana: “Me
conjuras./ Y soy Sherezade/ hilvanando roces y letras/ en mil noches
sin retorno” (SHEREZADE); “Ser caído y ser ángel/ en esta
fugacidad de pieles/ y la eternidad de un instante/ en que desaparece
el mundo” (ANGELS WITH DIRTY FACES).
No
parte en este último libro de la dicotomía Vida y Muerte, pero
consigue llegar a estas y otras cuestiones a través del Amor. Porque
EPAC presenta una poesía de
fuerte carácter reflexivo y, pese a que se centra en el más
intenso de los sentimientos humanos, el primigenio, poematiza
también otras cuestiones universales. Amor, vida y muerte se funden
finalmente porque “somos y existimos al amar” pero
“todas las pasiones terminan en tragedia, todo lo que es limitado
termina muriendo, toda poesía tiene algo de trágico”, en palabras
de Novalis.
En
los versos de EPAC nos encontramos la interpretación de un amor
idealizado, imposible y soñado; del amor perdido, que se recuerda
con dolor, de la espera ardiente y llena de deseo; del amor
pecaminoso y redentor a la vez... Es el Amor, en su acepción más
extensa e intensa, el que se nos dibuja en los versos de este libro.
El amor universal que atraviesa épocas, desde el pasado, en el
presente y hacia el futuro. Y se viste esta visión vital con ropajes
ya conocidos. Nos envuelve su poesía en ecos de un morir de amor
provenzal, de un amor barroco y místico que se encuentra en el
germen de la poesía romántica pero, sobre todo, con un amor que
hunde sus raíces en el Romanticismo inglés y norteamericano más
oscuro y en la literatura gótica (no podemos olvidar la formación
académica de la autora). Así nos ofrece Magda Robles en cada página
su visión del Amor y de la naturaleza misma del hombre. Suenan con
fuerza en su poesía palabras de Poe, de Keats, de Shelley, a ellos
se dirige. De ellos toma esta concepción del amor romántico y del
poeta como figura maldita. Dice Magda Robles en su poema INCARNATIO,
“Somos ángeles/caídos sin derrota./Reflejos
oscuros y mortales/de un dios que teme/descubrirse en carne” y nos
recuerdan sus palabras a las de Keats: "El poeta es un
ser sin identidad, lo es todo y no es nada; no tiene carácter;
disfruta la luz y la sombra (...) Un poeta es el ser menos poético
que haya, porque no tiene identidad: está continuamente sustituyendo
y rellenando algún otro cuerpo (...) El poeta carece de todos, es
imposible identificarlo, y es, sin duda, el menos poético de todos
los seres creados por Dios (...)”.
A
través de la palabra habla la poeta y conjura al sentimiento
amoroso, se erige ante a él como sacerdotisa, se ofrece a recuperar
la voz de poetas pasados y de poemas futuros y ofrece su semilla: su
voz, “He necesitado/tan solo /trece mil latidos/y un instante /para
nombrarte.(...)/Sea esta voz semilla tuya./Perpetua”. (DECLARACIÓN
DE INTENCIONES)
Verso
a verso, a lo largo del libro, encontramos el fruto de esta ofrenda.
Y la poesía es su forma de redimirse ante él, se impregna de Amor
para precipitar necesariamente su concepción romántica de la vida
en la escritura, porque para ella amor, vida y muerte se conjuran en
una tríada indisoluble para nacer en la palabra “Quizá
este hurgar no sea más/que otra forma de nacer de nuevo” (QUIZÁ).
En
esta visión del amor hay además una aceptación de la
autodestrucción, de la tragedia, porque en él se deposita la
esperanza en un renacer, en la armonía del Uno y el Todo y, por
supuesto, el amor carnal se hace explícito en unos versos que tienen
su lugar frecuentemente en el tálamo de los amantes “Recuerdo un
tiempo/de árboles soñados./De inmolado aliento/entre sábanas
hambrientas” (AMOR Y TIEMPO); “Ordena y desordena instantes/que
aguardan tirados sobre la cama” (NUEVO DÍA). Es la presentación
del sexo como milagro de la renovación, de la resurrección a través
del contacto de los cuerpos “De renacer en ti/ y a través de
ti/que restañas mi herida” (QUIZÁ).
El
Amor en su más pura virtualidad, en su más amplia totalidad. A él
se entrega primero, para ofrecérnoslo, después, en este poemario,
porque “alguien debió avisar/de que venimos al mundo/con una
bomba/oculta en el pecho” que “disfrazada de ternura” nos
provoca placer, dolor, nos condena y nos salva a la vez.
Con
una voz que encuentra su hábitat más natural en el
anochecer, en el alba, entre arcanos y misterios que vaticinan
deseos frente a la realidad que nos circunda; con una poesía repleta
de símbolos y metáforas, donde lo onírico y lo real se funden “Me
amaneces en las manos./ Eres el instante de luz/que eriza la piel/ y
deja sentir cómo florecen/ jazmines en la carne” (LUZBEL)”; de
choques y encuentros de figuras antitéticas y contradicciones
imposibles, como contrario es el amor “Y la noche solo ilumina/una
luz plagada de sombras.” (LINAR) ; con una disposición gráfica
del verso que se adapta al contenido del mismo, con libertad, sin
ataduras... la poesía de Magda Robles, insisto, nos conmueve y nos
estremece.
Con
su último poemario, En piel del ángel caído, ha sabido
recoger el tópico literario del amor romántico y gótico y
actualizarlo, con una poética original, que lo acercan más a la
realidad del lector de hoy. Ya sólo queda tenerlo entre las manos y
disfrutarlo, a ser posible acompañado de buena música. Mientras lo
releo suenan de fondo voces que me incitan a disfrutar el silencio
Enjoy the silence... Y acompaño su lectura con la música de
Depeche Mode, creo que le viene que ni “
m
u
s
i
c
a
l
i
z
a
d
o”...
Loida Ruiz Rodríguez. Reseña de: "En piel del ángel caído" de Magda Robles León. El Torno Gráfico Ediciones, Granada 2016.
2 comentarios:
Ufff, gracias! Qué bella y extraña es esta sensación de "leerme" a través de otros ojos...
Gracias, a los dos, por hacer que me trague mis dudas y temores.. El saber que este ángel está en vuestras manos es para mi un regalo. Y sólo por eso, ya ha merecido la pena.
Gracias Loida, no sabes cuánto significa esta reseña para mi...
Gracias, acróbata...
Besos!
De mi parte gracias a las dos. Un placer el teneros por aquí.
Besos a pares.
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