La
malvada Hipotenusa capturó a Pi. Antes del amanecer sería
ejecutado. Escuchó la noticia y tuvo que sentarse. El pensamiento
lineal y cuadriculado había vencido. Aquellos catetos no entendían
las consecuencias. No sólo representaba volver a un mundo plano,
suponía la desaparición de lo redondo. Bajó a la playa a esperar
el alba frente al arco del horizonte. Todo lo bello que recordaba era
curvo, las gotas de rocío, la sonrisa de su hija, el cuerpo de
Lola... No imaginaba un mundo sin Pi. Se adentraba despacio en el
mar, cuando la esfera del sol emergió del infinito. Una lágrima de
esperanza rodó por su mejilla.
José
Benavent. "Relatos en cadena". 2008, Alfaguera.
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