―Entonces,
¿cómo podemos saber que esto no es un sueño? ―decía
Ana.
―Estamos
soñando ―sentenció Miriam, su hermana mayor.
―Creo
que deberíamos volver al colegio ―insistió Ana.
―En
los sueños no hay colegio.
Ana
sonrió y se acercó al borde de la azotea.
―Entonces,
¿crees que puedo volar?
―Por
supuesto, hermanita, es lo que trato de explicarte.
―Pero
parece tan real.
Miriam
arrancó una hoja de su cuaderno y se la mostró a Ana.
―En
los sueños no se puede leer ni el propio nombre. ¿Puedes leer aquí
el tuyo?
Ana
negó con la cabeza, extendió los brazos y saltó. Miriam arrugó en
sus manos el garabato ilegible que había dibujado.
Mauricio
Ciruelo Gutiérrez. "Relatos en cadena". 2008, Alfaguara.
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