WILLIAM
ELLIOT WHITMORE, AGRICULTOR
La
poesía es como los calcetines de lana que me hacía mi abuela
desprecio
a los que venden poesía como si vendieran naranjas
y
a los que venden naranjas como calcetines
y
calcetines como cualquier otra cosa
la
poesía es como los calcetines de lana que me hacía mi abuela
hay
quienes aprovechan metáforas como esta
para
vender piedras
también
es cierto que este libro puede ser una naranja
o
un calcetín
aunque
mi abuela solo recuerde la nieve
antes
había calcetines en sus manos
había
queso y rosquillas
odio
a los que venden poesía como si vendieran rosquillas
como
si fueran suyos los poemas
o
las rosquillas de mi abuela
porque
mi abuela y yo moriremos
y
los que venden poemas venderán la muerte
y
la comprarán
y
quedarán los calcetines de mi abuela
encima
de la estufa
así
como
si fueran mi mejor poema.
P.
HINSON, DUEÑO DEL CAN-CAN
Os
besaremos con falos y crisantemos
estamparemos
el cáliz abierto de la vida en vuestros pezones
que
desternillarán su aurora en un cieno de uvas entregadas
os
abriremos en canal empleando rituales de vicio y locura
con
ese amor de pura sangre con el que gozan los caballos
y
las reinas
os
comeremos las entrepiernas y los entrebrazos y el cuello
y
la barbilla
como
cerdos con bigote emplearemos los dedos
para
untarlos en temblor de carne y electricidad
como
caballeros saciaremos nuestras lenguas en vino y pan
os
morderemos hasta los suspiros que os delaten como
putas
enamoradas
os
besaremos con falos déspotas y ojos carnívoros
sonrojaremos
el violento interior de un fantasma
con
estallidos y alacranes bajo sotanas
una
gota de sudor os remará la frente
en
un intervalo entre placer y dolor
el
amor romperá a todos sus hermanos gemelos
con
un solo soplido
como
si fueran pompas
estallando
una a una
ante
los fluidos entregados a un choque frontal.
WHITE
BUFFALO, CAZARECOMPENSAS
Ahora
comprendo al que pasea las tardes hasta la orilla
al
que se hunde en su propia sopa
al
que retoza en su hamaca soplando el aire que se estanca
al
condenado que baja la cabeza ante el gobernador
comprendo
a los escorpiones que se esconden bajo las piedras
comprendo
la farola rota en lo profundo del callejón
al
que regresa desnudo a la primera oportunidad
al
que a tientas dispara a los habitantes de esta mentira
al
que mancha los pantalones antes de ser ahorcado
comprendo
al borracho al asesino al cobarde
al
que se burla del que cae al barro
al
que dispara por la espalda a su amigo
y
se lleva la recompensa en sus alforjas
comprendo
a la que se deja tocar el culo por el dueño
de
la cantina
y
al que se pone de rodillas para ser perdonado
al
pobre que roba fruta
al
rico que se la lleva con la ley a su favor
a
la ley a la muerte
a
la sociedad y a la cobardía
ahora
que todo lo he visto
y
que a nadie amo
comprendo.
Carso
Waters. “Traducción de los perros de Omaha”. 2014, Canalla
Ediciones.
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