Frente al silencio.

Frente al silencio.

lunes, 23 de enero de 2017

Andrés Neuman




(EL JARDINERO)


Aprendí con mi abuelo a plantar árboles.
Los sauces necesitan
beber más agua, Andrés, que tú o yo,
y sus raíces
no deben, al principio, ser demasiado hondas;
en ocasiones crecen muy deprisa
y otras veces quisieran estancarse
en la tierra, temerosos del aire.

Hoy no existe ni abuelo ni país
ni tampoco ese niño, pero queda
aquel sauce encorvado al que me digo
Andrés, hay que cuidar,
estas raíces frágiles,
este miedo a la altura de la vida.





(LOCUS INCOMPLETUS)


De existir, la quietud ha de ser esto:
un ir y venir calmo, el agua fabricándose.
Bajo una luna impresa
claramente en la página del cielo
peces de plata, eléctricos,
cruzan la piel del mar.

Son ya tantos los nombres y los siglos
de idénticos escenas,
que esta noche real, sin salvamento,
no me siento con fuerzas de escribir además
que estás aquí conmigo
para darle sentido a esta belleza
que no cabe en dos ojos solitarios.









(EL CARTÓGRAFO)


Con un golpe de ojales, se ha abierto la camisa:
en su pecho adivino la escritura
del mapa gris y blanco de los años,
los viajes que han rendido al corazón.
Mi padre me sonríe. Entre sus manos
sostiene aún la copa
que se permite a veces, travesura.

Nos imagino juntos, en un barco extranjero,
brindando y apacibles; nos movemos
hacia el atardecer; mi padre va de espaldas,
la rueca del invierno gira y gira...

Mi padre se marchaba, leve, otro.
Mi padre se me borra, yo lo he visto
y he corrido a abrazarlo.
                                        Él no comprende
y su sonrisa, de agua, ya casi no es del mundo.






Andrés Neuman. La lógica de Orfeo (Antología) Luis Antonio de Villena”. 2003, Visor.





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