Frente al silencio.

Frente al silencio.

martes, 1 de noviembre de 2016

Samuel Beckett


Fragmentos:


      HAMM.―¿No has visto nunca mis ojos?
      CLOV.―No.
      HAMM.―¿Nunca has sentido curiosidad, mientras yo dormía, de quitarme las gafas y mirarme los ojos?
      CLOV.―¿Levantándote los párpados? (Pausa.) No.
      HAMM.―Un día te los enseñaré. (Pausa.) Parece ser que son totalmente blancos. (Pausa.) ¿Qué hora es?
      CLOV.―La de siempre.
      HAMM.―¿La has mirado?
      CLOV.―Sí.
      HAMM.―¿Y qué?
      CLOV.―Cero.
      HAMM.―Debería llover.
      CLOV.―No lloverá.
      HAMM.Aparte de esto, ¿va todo bien?
      CLOV.No me quejo.
      HAMM.¿Estás como de costumbre?
      CLOV (fastidiado).―Te he dicho que no me quejo.
      HAMM.―Yo me siento un poco raro. (Pausa.) Clov.
      CLOV.―Sí.
      HAMM.―¿No estás harto?
      CLOV.―¡Sí! (Pausa.) ¿De qué?
      HAMM.―De es...de este...asunto.
      CLOV.―Desde siempre. (Pausa.) ¿Tú no?
      HAMM (taciturno).―Entonces no hay ninguna razón para que esto cambie.
     CLOV.―Esto puede acabar. (Pausa.) Toda la vida las mismas preguntas, las mismas respuestas.
     HAMM.―Ayúdame. (CLOV no se mueve.)Ve a buscar la sábana. (CLOV no se mueve.) Clov.
     CLOV.―Sí.
     HAMM.―No te daré nada de comer.
     CLOV.―Entonces moriremos.
     HAMM.―Te daré lo justo para impedir que te mueras. Siempre padecerás hambre.
     CLOV.―Entonces no moriremos. (Pausa.) Voy a por la sábana.


***




      Desciende de la escalerilla, se acerca a HAMM por la espalda y le habla al oído.

      HAMM (sobresaltado).―¡Gris! ¿Has dicho gris?
      CLOV.―Negro claro. Todo el universo.
      HAMM.―Exageras. (Pausa) No te quedes ahí, me das miedo.

      CLOV regresa a su sitio junto al sillón.

      CLOV.―¿Por qué esta comedia, cada día?
      HAMM.―La costumbre. Nunca se sabe. (Pausa)
Esta noche vi en mi pecho. Había una pupa grande.
      CLOV.―Te viste el corazón.
      HAMM.―No, era algo vivo. (Pausa. Con angustia.)¡Clov!
      CLOV.―Sí.
      HAMM.―¿Qué sucede?
      CLOV.―Algo sigue su curso.

***






      NAGG.―Es natural. Después de todo soy tu padre. Es cierto que de no haber sido yo hubiera sido otro. Pero esto no es una excusa. (Pausa.) El rahat-lokum, por ejemplo, no existe, lo sabemos, pero me gusta más que nada en el mundo. Y un día te lo pediré, como recompensa a un favor, y tú me lo prometerás. Hay que vivir de acuerdo con la época. (Pausa.) ¿A quién llamabas por la noche cuando eras pequeño y tenías miedo? ¿A tu madre? No. A mí. Te dejábamos gritar. Después te alejábamos para poder dormir. (Pausa.) Dormía, como un rey, y tú me has despertado para que te escuchara. No era absolutamente necesario, tú tenías verdadera necesidad de que te escuchara. Por otra parte, no te escuché. (Pausa.) Espero que llegue el día en que tengas verdadera necesidad de que te escuche, y necesidad de oír mi voz, una voz. (Pausa.) Sí, espero vivir hasta entonces, para oírte llamar como cuando eras muy pequeño y tenías miedo, por la noche, y sea tu única esperanza. (Pausa. NAGG golpea la tapadera del cubo de NELL. Pausa.) ¡Nell! (Pausa. Golpea más fuerte.) ¡Nell!

      Pausa. NAGG se mete de nuevo en el cubo de la basura, lo tapa. Pausa.

      HAMM.―Terminó el jolgorio. (Tanteando, busca al perro.) El perro se ha ido.
      CLOV.―No es un perro de verdad. No puede irse.
      HAMM (tanteando).―No está.
      CLOV.―Está echado.
      HAMM.―Dámelo. (CLOV recoge al perro y se lo da a HAMM. HAMM lo toma en brazos. Pausa. HAMM tira al perro.) ¡Bestia inmunda! (CLOV empieza a recoger los objetos que hay por el suelo.) ¿Qué haces?
      CLOV.―Poner orden. (Se incorpora. Con enfado.) ¡Despejaré todo esto!

***






Samuel Beckett. “Fin de partida”. 1999, Unidad Editorial S.A.




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