IMPALA
Me
la sudan los coches
pero
a veces quisiera tener un garaje
y
un Impala negro reluciente en el garaje
subir
la persiana por la noche
y
verlo ahí bajo el sol escuálido de la bombilla
como
un animal salvaje dormido
como
una bestia enjaulada
acercarme
y acariciarle el morro
sentir
su necesidad de kilómetros
su
apetito de paisajes
sentir
su hambre voraz, desenfrenada
y
acuclillarme a su lado y susurrarle
Te
entiendo, compañero
Te
entiendo perfectamente
Espera
un poco más
Solo
un poco más
Tu
momento llegará
Te
lo prometo
Y
desearle felices sueños
Darle
las buenas noches
Decirle
Hasta
mañana
Y
qué sí, que por fin mañana sea el día.
CABLE
Mientras me preparo el café
el telepredicador
aparece en el canal 33
del cable
Lleva un traje de alpaca
Dice que puedo salvarme
Dice que aún puedo salvarme
Dice que el diablo me acecha
Dice que hoy también
intentará atraparme
Dice que está a mi espalda
ahora mismo
oh, sí
susurrándome mentiras
al oído
Y lleno de fe
me vuelvo
Pero no hay nadie
Tampoco esta mañana
hay nadie conmigo
Solo mi reflejo
en el cristal
del mueble de la cocina
Puto embustero
NADA
Hoy tampoco has hecho nada,
dices.
Me gritas:
No has movido un puto dedo.
Y luego te duermes mientras un
kilómetro oscuridad adentro las vacas de Sento elevan sus mugidos a
las estrellas, y esta noche también, sí, también esta noche empleo
todas mis fuerzas en imaginar que se trata de sirenas de barcos,
preciosos barcos mercantes de bandera panameña, nigeriana, japonesa
surcando mares lejanos, mares sin nombre, atravesando la tormenta
hacia puerto.
Y eso, lograr a estas alturas
convertir una vaca en un buque, es mucho más que nada. Debería
despertarte y explicártelo. Pero son las 4:14. Y tú no sufres de
insomnio. Me alegro.
Iván Rojo. "10000 CABALLOS DE GUERRA". 2016, Versátiles editorial.
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