Frente al silencio.

Frente al silencio.

martes, 3 de febrero de 2015

G. García Márquez.



Fragmento



El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para matar a un caballo. Rechazó la Orden del Mérito que le otorgó el presidente de la república. Llegó a ser comandante general de las fuerzas revolucionarias, con jurisdicción y mando de una frontera a la otra, y el hombre más temido por el gobierno, pero nunca permitió que le tomaran una fotografía. Declinó la pensión vitalicia que le ofrecieron después de la guerra y vivió hasta la vejez de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller de Macondo. Aunque peleó siempre al frente de sus hombres, la única herida que recibió se la produjo él mismo después de firmar la capitulación de Neerlandia que puso término a casi veinte años de guerras civiles. Se disparó un tiro de pistola en el pecho y el proyectil le salió por la espalda sin lastimar ningún centro vital. Lo único que quedó de todo eso fue una calle con su nombre en Macondo. Sin embargo, según declaró poco años antes de morir de viejo, ni siquiera eso esperaba la madrugada en que se fue con sus veintiún hombres a reunirse con las fuerzas del general Victorio Medina.

Ahí te dejamos a Macondo fue todo cuanto le dijo a Arcadio antes de irse. Te lo dejamos bien, procura que lo encontremos mejor. (...)









G. García Márquez. “Cien años de soledad”. 1994, RBA Editores,





2 comentarios:

José Luis Martínez Clares dijo...

Soy de Macondo. Vuelvo allí a menudo desde todas mis guerras. Un saludo

tsb dijo...

Saludos de mi parte a los Buendía, José Luis. ;)

Y una abrazo para ti.