XXXVIII
LA PIEDRA QUE ATRAE LA CARNE
Las substancias lunares
ANA ENRIQUETA TERÁN
Ella dormía
con una pistola entre los muslos.
Criatura extraña, cruel con los amantes, desvergonzada y
más allá siempre, a salvo
del éxtasis de la fascinación.
Reinaba
con brillo de espejo, en la noche desamparada.
Hombres de todas las edades
la miraban, estrujándose
las entrañas del alma, deseándola.
Nos fue matando a todos. Pero
no consiguió, que con el último suspiro
dijéramos otra cosa que:
Oh, mírame, puerta del abismo,
llévame contigo
en tu lumbre, en tu caos, en las dentelladas de tus ojos.
José María Álvarez. "La lágrima de Ahab". XI Premio Fundación Loewe. 1999, Colección Visor de Poesía.
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