Frente al silencio.

Frente al silencio.

viernes, 20 de febrero de 2015

Juan Bonilla.




INSOMNIO


     No me deja dormir el ruido que hacen los astros al girar
constantemente.

     No me deja dormir el ruido que hacen los desiertos del
mundo al extenderse.

     No me deja dormir el ruido que hace al inclinarse la
Torre de Pisa.

     No me deja dormir el ruido que hacen las palomas al
destruir las catedrales góticas.

     No me deja dormir el ruido que hacen los cuerpos que
se están amando ahora.

     No me deja dormir el ruido que hace el tiempo al
caminar, arrastrando cadenas que están hechas con sueños
de los que ya se han dormido.








UN PLIEGUE DEL PASADO



      El talco de la luna se borraba en los rincones
y de repente se escuchó la voz
de la portera al despuntar el alba.
      El agua dentro de las cañerías
tosía con violencia, como un viejo con asma.

      Nos miramos, sonreíste
con la elocuencia de lo inexpresable.
     Te quiero, dije, pero ¿quién
no ha dicho alguna vez te quiero
cuando en el fondo quiso
decir qué hermosa estás?

      Después, en la autopista
los chopos parecían agujas vegetales que hilvanaban
un sueño muy fugaz de noche rota.

     Cuando trascurra el tiempo
recordaré fragmentos de ese sueño
deshechos en la bruma de otro otoño.
     Tal vez entonces se abran
en mi interior reproches que ahogaré,
con gesto displicente,
siguiendo calle arriba más aprisa.

      La amargura, si llega a cobrar fuerza,
acaso me devuelva algo de ti,
un detalle banal, aquel lunar, un gesto sólo,
que se había escondido sin que lo recordara
en un pliegue sombrío
de ese pasado que, en defensa propia,
ya has olvidado minuciosamente.









EL VIAJERO



Allí de donde vengo nadie me retenía.
Sé que nadie me espera donde voy.

Por la ventana quietos desfilan los paisajes.
Sería hermoso no llegar a ningún sitio.

      Permanecer así:
viajando de un lugar que ya no existe
a otro que nunca existirá.







UNA MANERA DE MUERTE NATURAL


      Otra vez he pensado en el suicidio
como quienes se entregan después de mucho tiempo
a un vicio que les han prohibido
por prescripción facultativa.

      Otra vez he pensado en el suicidio,
no como solución: como venganza
contra ese porvenir cuyos latidos
golpean mi sienes
con el puño cerrado del insomnio.

      Otra vez he pensado en el suicidio
porque vivir se ha ido convirtiendo
en la costumbre enferma de añorar
paraísos cerrados para siempre.

      ¿Dónde recuperar a estas alturas
toda esa vida que gastamos
precisamente en no vivirla,
toda esa vida cuya culpa pesa
sobre estas noches entregadas al deseo
impotente de dormir?

      Otra vez he pensado en el suicidio:
la muerte natural de los insomnes.
      No como solución: para vengar
esa vida mejor que hemos perdido.







TELEGRAMA DEL INSOMNE


Tres de la madrugada. Sevilla.
Treinta y seis grados. No puedo dormir.
Escucho derretirse el porvenir.
El insomnio es una pesadilla.










Juan Bonilla. “Partes de Guerra”. 1998, Pre-textos, poesía.





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