Frente al silencio.

Frente al silencio.

domingo, 22 de febrero de 2015

Joaquín Piqueras.




1º Secuencia


Etapa muda





SALIDA DE LOS OBREROS DE LA FÁBRICA


Una fotografía en blanco y negro
en un ajado álbum de familia
genera una violenta panorámica
hacía el pasado, que desemboca
en este plano fijo de la memoria:
obreros saliendo de una fábrica,
obreros con caras sucias y almas
hipotecadas, hombres y mujeres
vestidos de azul, que saben lo que es
el sudor en el frente de la vida,
y entre ellos, mi madre, rostro anónimo
que regresa a su hogar, con el pan
bajo el brazo y un adiós en el pecho.





VIDA DE PERRO


Qué arduo empeño
el ser feliz en esta
vida de perros.











2º Secuencia


Etapa Sonora (I)




SOLO ANTE EL PELIGRO


El tiempo ha dictado su sentencia,
las manecillas del reloj avanzan
deshaciendo lo poco que te queda
                                              de vida,
y en este angustioso compás
de espera de nada sirven los ánimos,
ni las palabras de amor, palabras,
estás solo y ésta es la única verdad,
viene la muerte, tan jodiendo,
y te hallas asustado, pero no
agradecido, pues tu vida acaba,
y tu vivir se desordena para
                                            siempre.











3º Secuencia

Etapa sonora (II)





CINEMA PARADISO

Es curioso que los colores del mundo real sólo
parecen verdaderos cuando los vemos en una pantalla”
                                                              Stanley Kubrick


Yo amaba la cabina
del cine Avenida,
desde allí mi padre proyectaba
en la blanca e inmaculada pantalla
de la infancia nuestra auténtica vida,
sí, porque nosotros, mi hermano y yo,
entrábamos gratis todas las noches,
deseando ver esos fogonazos
iniciales que anunciaban una
nueva aventura por vivir,
y unas veces nuestra vida era un drama
con un esperado final feliz,
otras era una comedia o un western
o puro cine negro o de suspense,
y temblábamos de miedo con esas
pelis en las que Christopher Lee
se le encendían los ojos de rojo,
pero era un miedo distinto a ese otro
que uno sentía al salir a la calle
y veía cómo los argumentos
se desbarataban en esa suerte
de fotogramas anodinos
que constituían el más allá
de la pantalla, ese sucedáneo
que todos llamaban realidad,
y que para nosotros era,
allá en los primeros años setenta,
en un pequeño pueblo de provincia,
un infierno triste y descolorido.
Así que cuando accedíamos
a nuestra butaca y mirábamos
hacía atrás, hacía arriba, hacía el cielo,
a esa cabina en la que nuestro padre
era Dios, aunque después fuera nadie,
y, sin saberlo, nos alentaba,
pensábamos que eso era nuestra vida,
que todo lo demás no era sino
tomas falsas y cualquier parecido
con las ficciones, pura coincidencia.







Joaquín Piqueras. “TOMAS FALSAS (V.O)”. 2010, Poesía Las Palmas de Gran Canaria.





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