I
Que
la vida mata a traición
que
da puñaladas traperas
mazazos
ciegos
golpes
bajos y altos y
sí
pero
sobre
todo
la
vida consume
quema
corroe
día
a día
y
qué paradoja
solo
el paso de estos
hace
que se mude
capa
a capa
línea
a línea
la
piel que ardió
como
el verso.
El
problema
surge
cuando
la quemadura
afecta
a
órganos vitales.
II
Que
tenía las manos más pequeñas
que
habías visto jamás.
Lo
dijiste.
Juntamos
las palmas para comprobarlo
y
reímos felices como niños.
Me
dijiste que tenía las manos más bonitas
que
habías visto nunca
de
muñeca.
Y
reímos
con
el meñique
con
el pulgar
con
el corazón
como
solo los niños ríen.
Lo
dijiste.
A
dos mil metros de altitud.
A
tres grados de temperatura.
Es
probable que nos sedujera la posibilidad
de
tocar el cielo.
Ahora
siento vértigo
bajo
el nivel del mar
y
tengo los dedos ateridos
de
adverbios de modo.
¿Cuánto
hemos descendido?
desde entonces
XXXVII
Amaba
mi abuelo tanto su profesión que solo arreglaba relojes con la mano
izquierda. Porque su maestro, manco de la derecha, le dijo que para
atrasar o adelantar el tiempo, detenerlo era imposible, no se
necesitaba más que el lado del corazón. Y no pretendió ser más
que él, ni menos.
Era
el único relojero en un pueblo que perdió la guerra y las
esperanzas. Y quiso Dios o Marx o quién sabe, que el reloj de la
iglesia se parase.
Se
negaba el párroco a que mi abuelo lo arreglara. Se negaba mi abuelo
a entrar en el edificio.
Pero
no era raro verlos al caer la tarde en la barra del bar, entre chato
y chato de vino, hablando el uno con el otro de literatura y
tendiendo puentes de letras entre dos orillas tan lejanas.
De
noche ya, tenía que aparecer mi abuela a recogerlo. El cura
continuaba la fiesta no tenía mujer -visible- que lo ayudara a
volver a casa.
Y
la lucha continuaba ahora, entre sábanas, donde se entablaba otra
batalla.
El
reloj continuó parado mucho tiempo. Hasta que vino un relojero de
otro pueblo a repararlo.
El
matrimonio de mis abuelos no se paró, ya se encargaba él de darle
cuerda.
Loida
Ruiz Rodríguez. 2017, del poemario inédito "Respondiendo a
Kipling".
1 comentario:
En los oscuros desvanes de la memoria.
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