Frente al silencio.

Frente al silencio.

jueves, 11 de mayo de 2017

Elvira Sastre




ESTE PUTO MILAGRO DIVINO


Yo
que siempre pestañeo
cuando pasan estrellas fugaces,
que lloro viendo anochecer en el mar
o escuchando a Ludovico Einaudi
porque me siento
incapaz
de abarcar
tanta
belleza
y eso me llena de tristeza,
que tengo un corazón en dos por cuatro
y un silencio entre los labios,
que temo más a la oscuridad
que a los monstruos,
que no pertenezco a ningún lugar
porque abandoné mi casa
para cohabitar con mi existencia
y debo mil facturas,
que no confío en quien me quiere
por no salir de mi rutina,
que escribo
porque no soporto mi ruido
y todo lo demás es adorno.

Yo
que curo al alcohol
con mi heridas,
que nunca aprendí a ser feliz
más allá de mí misma,
que me resulta imposible
mirar a otros ojos más de tres segundos
porque me aterra ser descubierta,
que no sé mentir
pero desconozco cuándo digo la verdad,
que echo de menos mi futuro
y así con todo,
que soy tan minúscula como el punto de una i
y prescindible como una exclamación de apertura,
que te quiero más pero siempre después de ti.

Yo
que nunca creí en el cielo
ni en la salvación
y que concibo la redención
como un fantasma o un recuerdo...

Permíteme confesarte
a ti,
ángel subido a mi pecho:
que de repente vi tus brazos salados
abriéndose como dos nubes de agua,
tu busto sinfónico inflándose
como un huracán dentro de un volcán en erupción,
tus ojos espumosos destapándose
como las puertas de mi fe ante las certezas,
tu boca llenándose de mandamientos
impenetrables como rocas milenarias,
tus piernas benévolas empapando
mi suelo de flores anacaradas,
tus dedos silentes ahogándose
entre esdrújulas arrítimicas, marítimas y selváticas
tu voz glorificada disparando
amor a mis labios resecos y perdidos...

...y aún no me creo este puto milagro divino.





UNO ES DE DONDE LLORA


Siempre estoy de vuelta
porque uno es de donde llora.

El pasado me llena los ojos de polvo,
de piedras, de arena molesta,
y todos aquellos que dicen que es el tiempo
el que controla los latidos
saben que miento
cuando les digo que es algo
y no alguien
quien ha interrumpido mi parpadeo.

(…)

Busco a alguien
que me mantenga viva de cuerpo presente.

Alguien que sepa
que el ahora es un suicida al borde del puente
a una coma de la liberación,
el envoltorio de un regalo,
la mirada de un ciego,
un premio incomprendido,
la vida con la piel de gallina.

Alguien con quien querer aquí y ahora.

(…)

A veces conjugo en futuro
porque suelo creer en todo lo que no existe.

El futuro me miente con piedad,
como un engañabobos,
como un político idiota.
Es una quimera a la que no llega mi dedo corazón.
El futuro es entrañable.
El futuro es eso que no es
y en donde estamos todos.

(…)

Sin embargo,
a veces te miro
cuando te abrazas en mí en el sofá después de comer
y sonríes, respirando caliente, sobre mi pecho
y me dices eso de:
no te buscaba,
pero besas mis instantes
y ahora es mi futuro quien te espera”,
y me resulta imposible no pensar:
en la teoría todo es una mierda;
pero, en la práctica, tú estás encima de mí
-y viceversa-
y todo es maravilloso”.








2.22

Dime algo que no sepa,
por ejemplo:
que tu tristeza siempre fue una excusa,
que mis dedos fueron flores subiendo por tu costado,
que me echas de menos y sabes a sal,
que te destrozó no intentarlo,
que tu cama es el lugar más frío de esta parte del mundo,
que llegas tarde a todos los sitios
porque vives en el pasado.

Dime algo que no sepa,
por ejemplo:
que no me quieres,
que eres feliz
o que, de puntillas,
llegas a tocar las nubes de mi cabeza.

Te diré algo que no sabes,
por ejemplo:
que aún sostengo tu novena nota
en mi cuerda de tender,
que se murieron todas las plantas que tocaste,
que no me arrepiento porque jamás te llamé futuro,
que un día me acosté con tu recuerdo
y desde entonces me levanto en medio de un
                               charco de cenizas,
como si hubiera dormido sobre un fuego
                             carnívoro del tiempo.

Te diré algo que no sabes,
por ejemplo:
que el día que moriste nadie vino a verme,
que eres causa y afecto,
que me hace feliz
ser feliz
sin ti.






Elvira Sastre. “Baluarte”. 2014, Valparaíso ediciones.



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