CÁNTICO
CASA
CON DOS PATIOS
Siempre
seré el forastero
Que
ve junto a la cancela
Cómo
el patio primero
Mármol
frío
Vela
Por
el señorío.
Pero
aquel patio segundo
Con
su cielo ―tierra
Con
sol―
me envuelve en un mundo
Que
pasma, ciñe y se cierra.
MUERTE
A LO LEJOS
Je
soutenais l´éclat de la mort toute pure.
Valéry
Alguna
vez me angustia una certeza,
Y
ante mí se estremece mi futuro.
Acechándolo
está de pronto un muro
Del
arrabal final en que tropieza
La
luz del campo. ¿Mas habrá tristeza
Si
la desnuda el sol? No, no hay apuro
Todavía.
Lo urgente es lo maduro
Fruto.
La mano ya lo descorteza.
...Y
un día entre los días el más triste
Será.
Tenderse deberá la mano
Sin
afán. Y acatando el inminente
Poder
diré sin lágrimas: embiste,
Justa
fatalidad. El muro cano
Va
a imponernos su ley, no su accidente.
CALLEJEO
No
sabe adónde va.
Ni
le orienta la nube
Próxima
que en el cielo
Se
aísla, ni conduce
Por
sí mismo sus pasos.
Lo
impulsa la costumbre
De
pisar y avanzar.
Nada
tal vez más dulce
Ni
de mayor consuelo
Que
la tarde de un lunes
Cualquiera
paseado
De
pronto. No transcurre
La
hora. Permanece
Con
todo su volumen
Bajo
la mano aquel
Tiempo
sin norte, dúctil,
Propicio
a revelar
Algo
impar en el cruce
De
unas calles. ¡Perderse,
Hacerse
muchedumbre!
Jorge
Guillén. “Antología”. 1979, Plaza&Janés.
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