Frente al silencio.

Frente al silencio.

martes, 8 de septiembre de 2015

Jack Kerouac.



Fragmentos:




      En otros tiempos yo era joven y me orientaba tanto más fácilmente y podía hablar con nerviosa inteligencia sobre cualquier cosa, con claridad y sin preámbulos tan literarios como éste; en otras palabras, ésta es la historia de un hombre que no se tiene mucha fe, y al mismo tiempo la historia de un inútil egomaníaco y bufón de nacimiento...Empezar por el principio y dejar que la verdad vaya surgiendo, eso es lo que voy a hacer. Todo empezó una cálida noche de verano, ¡ay!, ella estaba sentada sobre un guardabarros con Julien Alexander que es...Será mejor que empiece con la historia de los jóvenes subterráneos de San Francisco.

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El día gris, la lamparita roja, yo no le había oído contar una historia semejante a nadie, exceptuando a los grandes hombres que había conocido en mi juventud, esos grandes héroes estadounidenses que habían sido mis compañeros, con los cuales había vivido aventuras y había estado en la cárcel y conocido las auroras harapientas, los beat sentados en los bordillos de las aceras viendo símbolos en las alcantarillas saturadas, los Rimbaud y los Verlaine de los Estados Unidos en Times Square, siempre muchachos. Ninguna mujer me había conmovido jamás con un relato de sufrimiento espiritual, mostrando tan hermosamente su alma resplandeciente como la de un ángel que vagara por el infierno y el infierno eran las mismas calles por las cuales yo había vagado siempre observando, esperando que apareciera alguien exactamente como ella, y ni siquiera soñando la oscuridad y el misterio y la eventualidad de nuestro encuentro en la eternidad, la inmensidad de su rostro, que ahora era como la repentina y vasta cabeza del Tigre en un cartel detrás de la cerca de madera en los humosos corralones de residuos de las mañanas de sábados sin escuela, directa, hermosa, insana, en la lluvia. Nos acariciamos, nos abrazamos estrechamente, ahora era como el amor, yo estaba atónito; hicimos de todo en el living-room, alegremente, sobre los sillones, en la cama, dormimos enlazados, satisfechos; yo le enseñaría más sexo que...


***








      Pero el más profundo presagio y profecía de todo lo que había de ocurrir había sido siempre que, cuando yo entraba en Heavenly Lane, al doblar de golpe la esquina, levantaba l avista, y si la luz de Mardou estaba encendida, la luz de Mardou estaba encendida. <<Pero un día, querido Leo, esa luz no brillará para ti>>, y ésta era una profecía que no dependía ni de todos sus Yuris ni de ninguna atenuación de la serpiente del tiempo. <<Algún día no la encontrarás allí arriba, cuando quieras encontrarla, la luz estará apagada, alzarás la mirada y Heavenly Lane estará a oscuras, y Mardou se habrá ido, y esto ocurrirá cuando menos te lo esperes, cuando menos lo desees.>> Siempre lo he sabido; ésa fue la idea que repentinamente atravesó mi mente aquella noche, cuando escapé para encontrarme con Sam en el bar, (…)







Jack Kerouac. “Los subterráneos”. Editorial Anagrama, 1996



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