Está
solo. Para seguir camino
se
muestra despegado de las cosas.
No
lleva provisiones.
Cuando
pasan los días
y
al final de la tarde piensa en lo sucedido,
tan
sólo le conmueve
ese
acierto imprevisto
del
que pudo vivir la propia vida
en
el seguro azar de su conciencia,
así,
naturalmente, sin deudas ni banderas.
Una
vez dijo amor.
Se
poblaron sus labios de ceniza.
Dijo
también mañana
con
los ojos negados al presente
y
sólo tuvo sombras que apretar en la mano,
fantasmas
como saldo,
un
camino de nubes.
Soledad,
libertad,
dos
palabras que suelen apoyarse
en
los hombros heridos del viajero.
De
todo se hace cargo, de nada se convence.
Sus
huellas tienen hoy la quemadura
de
los sueños vacíos.
No
quiere renunciar. Para seguir camino
acepta
que la vida se refugie
en
una habitación que no es la suya.
La
luz se queda siempre detrás de una ventana.
Al
otro lado de la puerta
suele
escuchar los pasos de la noche.
Sabe
que le resulta necesario
aprender
a vivir otra edad,
en
otro amor,
en
otro tiempo.
Tiempo
de habitaciones separadas.
LOS
ESPEJOS
A
Luis Muñoz
No
importa si has dormido poco o mucho,
los
espejos de hotel nunca perdonan
y
como animales de montaña
que
no aceptan el trato de los hombres.
La
luz de los espejos familiares
se
apiada de nosotros, sin embargo,
nos
ayuda a fingir, y por afecto
o
por costumbre llega a perdonarnos.
Yo
sé que los espejos son el agua
estancada
de un río que se mueve.
Y
he visto cómo el sol que reverbera
puede
ocultar el cieno de las sombras.
Pero
quien mira al fondo de sus ojos
ve
las grietas del tiempo, las arañas
de
un pasado que surge de improviso
en
mañanas de hotel y nos ofende.
Para
qué contestar. Cierra los ojos,
porque
no hay otra cosa que envejezca
peor
que tu mirada.
NOCHE
DE NIEVE
Asume
tus errores.
Visto
para sentencia queda el tiempo
de
las manzanas y la luna blanca.
Como
en noche de nieve,
el
lobo que cruzó los almanaques
ha
marcado sus huellas. Las conoces,
sabes
qué significa
dejar
de amar, dejar de ser amado,
sentir
que los minutos se corrompen
en
el embarcadero de la vida.
Y
llega hasta el final,
mírate
frente a frente.
Pero
luego
ten
orgullo y valor, no digas nada
sino
en presencia de tus abogados
que
se llaman memoria, realidad y deseo.
Porque
todo concluye, pero nada se calma.
Que
no puedas perder lo que perdiste
no
da tranquilidad, sino vacío.
FIGURA
SIN PAISAJE
He
vendido mi alma dos veces al diablo,
por
monedas de niebla y curso clandestino
en
países que nadie se ha atrevido a fundar.
Un
realista que vive el mundo de los sueños,
un
soñador que quiere vivir la realidad.
Mal
destino es el tuyo.
Así
te va.
Luis
García Montero. “Habitaciones separadas”. ( VI Premio
Internacional de Poesía Fundación Loewe”. 1994, Visor.
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