SI
TE QUIERES SALVAR A TODA COSTA,
DESCONFÍA
DE LAS MANZANAS
Produzca la tierra
seres vivientes según su género.
Dios
No
salgas a la calle sin perro lazarillo
ni
antes de rezar tus oraciones.
No
entres a la iglesia
sin
un salvoconducto
ni
pienses en voz alta.
No
te conviene echar más leña al fuego de tu
reputación
Si
quieres ir al cielo con tu expediente limpio,
si
te quieres sentar a la derecha,
has
de ser un buen hijo y no comer manzanas.
Declina
invitaciones
de
mujeres que vengan a salvarte.
Eva
no es de fiar.
LA
MANZANA O LA VIDA
El
círculo se cierra.
Septiembre
ha de volver como hace siempre,
antes
de que confundas
la
manzana podrida que tienes en las manos
con
la luna de agosto
o
con su beso.
LA
HERENCIA
Todo
está concebido para que te arrepientas
de
aquello que no hiciste,
de
todo lo que has hecho y, de algún modo,
de
cosas improbables.
Es
difícil romper esa cadena. Sus eslabones tienen
la
proporción del miedo y de la culpa:
asuntos
familiares y otros focos de infección similar
que
desbaratan tu escasa geografía.
Oyes
silbar de lejos a las piedras
que
tienen en tu frente el objetivo.
Las
presientes llegar, una tras otra,
arrastrando
en sus vómitos adjetivos hirientes.
Puedes
ponerte a salvo curvando más la espalda
o
buscar soluciones contra el delírium trémens:
por
ejemplo, el suicidio,
sin
malgastar en soga la herencia que te dieron.
REFLEXIÓN
DE UN CADÁVER ANTES DE SABER
QUIÉN
ERA EL ASESINO
Se
ha llenado de idiotas la habitación contigua:
hablan
de los designios del Señor,
de
presuntas virtudes que heredé de mi padre.
Es
curioso observar
que
casi todos mienten:
no
cuentan que me odiaban,
que
en el fondo les daba más asco que otra cosa.
Pero
ella es distinta:
ella
sí que sintió que me muriera.
Ante
de seccionar la aorta con dulzura
dijo
que me quería.
Me
mató por imbécil
y
tenía razón.
Katy
Parra: “La manzana o la vida”. 2013, Planeta Clandestino #130.
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