LEYENDO
A LOS CLÁSICOS
El
mar está tranquilo
esta
mañana.
Algunas
muchachas,
en
traje de baño,
juegan
con las olas.
A
lo lejos alguien
divisa
una barca
y
no es tarde aún
Para
Ulises, pronto
para
Caronte.
BREVES
PALABRAS DE OTOÑO
Sólo
este sueño
de
volver a vivir
me
mantiene.
Aunque
esta tarde
tal
vez sólo me baste
seguir
viviendo.
LA
SEGURA CELADA DE LA NOCHE
Apoya
la cabeza sobre el cuerpo,
desmelenada,
de
su marido,
y
en las sábanas que almidona
cada
tarde suspira,
tal
vez por que el amor
exige
entrega
y
ella lo sabe.
Y
no gastan palabras
sino
fluidez, respiración,
presencia,
donde
la carne
es
un alivio de las manos
y
una fiesta de frutas
que
maduran.
Y
amanece
cuando
duermen exhaustos,
y
a las ramas desnudas del cerezo
llega
la luz
y
se abren las ventanas
sobre
las calles,
y
apenas sé de dónde ni de quién
es
la música que despierta al mundo.
VI
No
sé cómo decirte
que
estás en mis palabras,
que
cuando digo espera
hablo
del banco
frente
a tu casa
y
tienes
el
ritmo de las horas
que
no llegan,
las
horas
que
han sido minutos,
y
que ahora, cuando bajas,
ya
no son nada.
Antonio
Aguilar Rodríguez. “El otoño encarnado de Yves de la Roca”.
Premio Antonio Oliver 1997.
Editora Regional de Murcia.
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