Frente al silencio.

Frente al silencio.

domingo, 14 de junio de 2015

Charles Bukowski.




LLUVIA


una orquesta sinfónica.
cae una tormenta,
están tocando una obertura de Wagner
y la gente deja sus asientos bajo los árboles
y corren a refugiarse en el quiosco,
las mujeres ríen, los hombres aparentan calma,
tiran los cigarrillos húmedos,
Wagner sigue sonando, y entonces todos están bajo el
quiosco. incluso los pájaros salen de los árboles y
se meten en el quiosco y después suena la Rapsodia
Húngara Nº2 de Lizst, y sigue lloviendo, pero mira,
un hombre está sentado a solas bajo la lluvia
escuchando. la orquesta sigue con lo
suyo. el hombre está sentado en la noche bajo la lluvia,
escuchando. le pasa algo,
¿no?
había venido a oír la
música.





MI AMIGO WILLIAM


mi amigo William es un tipo afortunado:
carece de imaginación para sufrir

se quedó con su primer trabajo
su primera mujer

puede conducir un coche 75.000 kilómetros
sin una reparación de frenos

baila como un cisne
y tiene los ojos más bonitos y vacíos
a este lado de El Paso

su jardín es un paraíso,
su posición siempre es acomodada
y su apretón de manos firme

la gente le adora

cuando mi amigo William muera
no será de locura ni de cáncer

pasará al diablo de largo
y entrará en el cielo.

lo verás esta noche en la fiesta
sonriendo
por encima del martini

encantador y feliz
mientras algún tipo
se folla a su mujer
en el cuarto de baño.








EL RUISEÑOR


el ruiseñor había estado siguiendo al gato
todo el verano
venga a burlarse burlarse burlarse
guasón y engreído;
el gato se agazapaba bajo las mecedoras de los porches
su cola un destello
y lanzaba increpaciones al ruiseñor
que yo no entendía.

ayer el gato llegó tranquilamente por el sendero
con el ruiseñor vivo en la boca,
las alas desplegadas, las alas hermosas desplegadas y
     lánguidas,
las plumas abiertas como las piernas de una mujer,
y el pájaro ya no se burlaba,
pedía, suplicaba
pero el gato
a través de los siglos a paso firme
no le escuchó.

lo vi meterse bajo un coche amarillo
con el pájaro
para cerrar el trato y llevárselo a otro lugar.

el verano había terminado.






SI TOMAMOS


si tomamos lo que alcanzamos a ver:
los motores que nos enloquecen,
amantes que al final odian;
el pescado en el mercado
que nos mira el interior de la mente;
flores que se marchitan, moscas en telarañas;
disturbios, rugidos de leones enjaulados,
payasos enamorados de billetes de dólar,
naciones que mueven a la gente cual peones;
ladrones a la luz del día con hermosas
mujeres y vinos por la noche;
las cárceles atestadas,
los parados normales y corrientes,
la hierba que muere, los fuegos de tres al cuarto;
hombres lo bastante viejos para estar enamorados de la
     tumba.

Todas esas cosas, y otras, en su contexto
demuestran que la vida gira sobre un eje podrido.

Pero nos han dejado un poco de música
y un espectáculo picante en la esquina,
una medida de whisky, una corbata azul,
un librito de poemas de Rimbaud,
un caballo que corre como si el demonio le
retorciera la cola
sobre la hierba y gritara, y luego,
el amor nuevo
como un tranvía que vuelve la esquina
a tiempo,
la ciudad a la espera,
el vino y las flores,
el agua cruzando el lago
y el verano y el invierno y el verano y el verano
y el invierno otra vez.








Charles Bukowski. “Ruiseñor, deséame suerte”. 2013, Visor.



1 comentario:

tsb dijo...

Muchas gracias, José. Tomo nota.

Un abrazo.