Frente al silencio.

Frente al silencio.

martes, 30 de junio de 2015

Pablo Neruda.




1


Tus pies toco en la sombra, tus manos en la luz,
y en el vuelo me guían tus ojos aguilares
Matilde, con los besos que aprendí de tu boca
aprendieron mis labios a conocer el fuego.
Oh piernas heredadas de la absoluta avena
cereal, extendida la batalla
corazón de pradera,
cuando puse en tus senos mis orejas,
mi sangre propagó tu sílaba araucana.







7


Aun en estos
años
en plena
cordillera de mi vida
después de haber
subido
la nieve vertical
y haber entrado
en la diáfana meseta
de la luz decisiva
te veo
junto al mar caracolero
recogiendo vestigios
de la arena
perdiendo el tiempo con
los pájaros
que cruzan
la soledad marina
te miro
y no lo creo
soy yo mismo
tan tonto, tan remoto,
tan desierto
Joven
recién
llegado
de provincia,
poeta
de cejas afiladas
y zapatos
raídos
eres
yo
yo que de nuevo
vivo,
llegado de la lluvia,
tu silencio y tus brazos
son los míos
tus versos tienen
el grano
repetido
de la avena,
la fecunda frescura
del agua en que navegan
hojas y aves del bosque,
bien muchacho, y ahora
escucha
conserva
alarga tu silencio
hasta que en ti
maduren
las palabras,
mira y toca
las cosas,
las manos
saben, tienen
sabiduría ciega,
muchacho,
hay que ser en la vida
buen fogonero,
honrado fogonero,
no te metas
a presumir de pluma,
de argonauta,
de cisne,
de trapecista entre las frases altas
y el redondo vacío,
tu obligación
es de carbón y fuego,
tienes
que ensuciarte las manos
con aceite quemado,
con humo
de caldera,
lavarte,
ponerte traje nuevo
y entonces
capaz de cielo puedes
preocuparte del lirio,
usar el azahar y la paloma,
llegar a ser radiante,
sin olvidar tu condición
de olvidado,
de negro,
sin olvidar los tuyos
ni la tierra,
endurécete
camina
por las piedras agudas
y regresa.










17


Digo buenos días al cielo.
No hay tierra. Se desprendió
ayer y anoche del navío.
Se quedó atrás Chile, solo
unas cuantas aves salvajes
siguen volando y levantando
el nombre oscuro frío de mi patria.
Acostumbrado a los adioses
no gasté los ojos: en dónde
están encerradas las lágrimas?
La sangre sube de los pies
y recorre las galerías
del cuerpo pintando su fuego.
Pero dónde se esconde el llanto?
Cuando llega el dolor acude.
Pero yo hablaba de otra cosa.
Me levanté y sobre el navío
no había más que cielo y cielo,
azul interrumpido por
una red de nubes tranquilas
inocentes como el olvido.
La nave es la nube del mar
y olvidé cuál es mi destino,
olvidé la proa y la luna,
no sé hacia dónde van las olas,
ni dónde me lleva la nave.
No tiene mar ni tierra el día.







Pablo Neruda. “Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos”. Seix Barral Biblioteca Breve, 2015.






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