Frente al silencio.

Frente al silencio.

lunes, 13 de abril de 2015

Natalia Salmerón Suero.




Fragmentos




Aunque en muchas ocasiones se intente separar la existencia de la literatura de un autor, esta siempre tiene retazos de aquella. Puede ser un lugar, un episodio o simplemente un nombre, pero de un modo u otro siempre están unidas. En este caso es aún más necesario dar unas pequeñas pinceladas de las vivencias del poeta, porque se trata de hacer más visible las intenciones actuales de creación, pero con David González no puede ser así: hay que hablar de su vida a través de su poesía, porque su historia está revivida en cada uno de sus versos. No hablamos de una influencia sutil, sino que sus poemas son su vida y su vida es su obra. Y esta es una de las claves de su poesía: David es un poeta totalmente autobiográfico y utiliza su propia existencia (…)





Así pues, en este estudio me gustaría proponer una nueva denominación de la poesía de David González: “poética de la consciencia” porque, aunque no es incorrecto que se le incluya en la nómina de los poetas de la conciencia crítica (mientras esté configurado como grupo heterogéneo y abierto), González está un paso por delante de esta forma de creación al vivir en sus propios huesos los conflictos que relata, al hacer suyos los sentimientos de todos los presos, los desahuciados, los trabajadores explotados, los enfermos, los muertos por culpa de las drogas, las mujeres maltratadas, entre otros muchos porque, al fin y al cabo son los propios, Y al exteriorizar sus versos desde una situación de marginalidad reafirmada y desde una posición no acomodada. (...)





Como he intentado y espero haber conseguido desarrollar a lo largo del trabajo, la poética de la consciencia de David González nos invita a despertar, a ser autónomos, y no autómatas como el sistema pretende, en definitiva, a pensar, a través de la formulación de la poesía de choque, de la conmoción. En tiempos como el nuestro de sequía intelectual por falta de medios, de alienación y de apatía, el ejemplo de la vida de David hecha poesía se erige como un ciclón, arrollando todo lo que encuentra a su paso para que sus lectores vean cómo es la vida. (…)








¿Qué te llevó a escribir y, más concretamente, qué te llevó a escribir poesía?


Lo que me llevó a escribir fue la rabia. Sí. La rabia. Ante las injusticias que yo mismo había cometido con otras personas y las injusticias que estaban cometiendo conmigo. Injusticias que me di cuenta procedían de los poderosos por así llamarlos. Injusticias que ellos cometían con nosotros y que nosotros reproducíamos con nuestros semejantes. La rabia ante esa serie de cosas hizo que me decidiera a escribir, para, en principio, denunciarlas. Claro, luego me di cuenta que las peores injusticias no son sociales sino existenciales, las emocionales, pues de estas últimas proceden las primeras, las sociales. De hecho, en la cárcel, escribí en una revista “Cautivos do demo”, “Cautivos del demonio”, y lo primero que escribí fueron dos poemas y un artículo protestando por las condiciones higiénicas del módulo en que me encontraba. Luego, ya te digo, años después, de repente, porque fue así, de repente, como si alguien me dictase al oído, empecé a escribir los poemas de El demonio te comas las orejas, y bueno, hasta hoy.









Natalia Salmerón Suero. “Aquello que conservamos después del naufragio. Un acercamiento a la poética de la consciencia de David González”. 2015, Origami.




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