Fragmentos
de entrevista.
P.
¿Es usted creyente?
R.
Tiendo a creer cuando voy a misa; pero apenas salgo, se me pasa. Así
que ahora lo evito, porque el bajón es desagradable. Pero la misa en
sí misma es muy convincente; es una de las cosas más perfectas que
conozco. Y mejor todavía son los entierros, porque ahí se habla
mucho de la supervivencia después de la muerte, y con una apariencia
de convicción total. La verdad es que mi ateísmo no salió indemne
de la muerte de mis padres y de mi perro Clément.
P.
Pero entonces, ¿todo es cuestión de querer creer?
R.
Pues sí. Porque, en realidad, la razón no se opone a la fe de una
manera tan clara. Si nos fijamos en la comunidad científica, los
ateos se cuentan sobre todo entre los biólogos.
Los astrónomos, en cambio, son cristianos sin mayor dificultad. Esto
tiene una explicación, y es que el universo está bien organizado.
Cuando se trata de seres vivos, la cosa es más dudosa. Los seres
vivos no están bien organizados, y son un poco repugnantes. Un
matemático no tiene mayor dificultad para creer en Dios; al
contrario, trabajar con ecuaciones pega bien con la idea de un orden,
y por ende un creador de orden.
P.
De todos modos, su cristianismo es selectivo. Le interesa la vida
eterna, pero no tanto, digamos, el perdón o la caridad.
R.
Sí, eso me importa menos. Pero
san Pablo lo dice con toda claridad: si Cristo no resucitó, nuestra
fe es vana.
Así que Cristo, mal que mal, vino por eso. Para prometernos que la
muerte había sido vencida. La caridad, bueno, no es algo específico
del cristianismo. Y en cuanto al perdón de los pecados, es algo que
le importa más a los protestantes. Antes, en el catolicismo, el
perdón de los pecados era algo casi automático. Ego
te absolvo, y
ya está.
P.
¿Cree realmente que Europa, al perder la religión, la reemplazó
con el patriotismo, y que terminará por volver a la religión?
R.
Sí, aunque para mí es absurdo imaginar que el patriotismo pueda
reemplazar a la religión. La cristiandad duró más de mil años; el
patriotismo, un poco más de cien, desde la Revolución Francesa
hasta la Primera Guerra Mundial. También podemos decir las cosas de
una manera más siniestra: el patriotismo, para alcanzar la
incandescencia, necesita enemigos.
P.
¿Mientras que el único enemigo de la religión es la muerte?
R.
Y es un enemigo más confiable.
De
una entrevista realizada por Gonzalo
Garcés a Michel Houellebecq, aparecida el 25-04-2015 en El País.
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