LA
MORT DANS L´ÂME
Somnolientas
sombras se van desdibujando
por
el ahíto abandono de tu cuerpo.
Una
desgana infinita te empalaga.
Afuera
la lluvia trae el día,
en
tristes remolinos barrenando
de
angustia la ciudad, decapitadas
las
farolas por la bruma de la aurora.
Te
levantas y enciendes
tras
la persiana un cigarrillo.
Ya
se acerca en tropel la incertidumbre.
Miras
dentro de ti. Y deseas que termine
de
una vez esta comedia ingrata.
Y
que el olvido te abrace para siempre.
EL
VASO
Siéntate
a
la mesa.
Bebe
un vaso
de
agua. Saborea
cada
trago.
Y
piensa
en
todo el tiempo
que
has perdido.
El
que estás perdiendo.
El
tiempo
que
te queda por perder.
EL
EXTRANJERO
Me
asomo a la terraza.
Una
mujer se arregla el pelo
delante
de un espejo
en
el edificio de enfrente
de
mi casa.
Estaba
leyendo
a
Dostoyevski. Cierro el libro,
lo
dejo encima de la mesa,
me
siento y abro
otra
cerveza. Qué aburrido,
Dostoyevski,
la cerveza,
las
mujeres, los libros,
los
espejos. Qué aburrido
sentarse
y esperar la muerte
mientras
la gente fornica,
come,
trabaja o se solaza
bajo
el sol raído de septiembre,
y
uno sabe, positivamente,
que
nada va a ocurrir.
MALA
CONCIENCIA
A
veces
cuando
el pasado regresa
para
torturarme
pienso
en la mujer
de
William Burroughs.
En
su cabeza.
En
la manzana
―o
el vaso,
o
lo que fuera―
que
se puso encima.
En
la pistola
que
empuñó su marido
para
volarlo todo
por
la habitación.
Apenas
he leído a Burroughs.
Pero
es extraño,
las
muchas maneras
en
que una persona
te
puede ayudar.
LAS
PALABRAS
Las
palabras son inútiles, tercas, retorcidas
como
tornillos que no entran rectos.
Y
me cansan. Pero son lo único que tengo.
Los
juguetes de un niño pobre.
Yacen
destripadas a mi alrededor.
Todo
su encanto se derrama por sus vientres abiertos.
El
mecanismo hace tiempo que dejó de resultar
intrigante
o atractivo.
No
hay desafío. No hay chispa. No hay color.
El
mundo es tan gris como mi asco.
Las
palabras son los puntales de mi abulia.
Pero
son ―lo
he dicho, lo repito―
lo único que tengo.
EPITAFIO
Aquí
yace un hombre
que
era alto
delgado
y
solitario
y
se pasaba la vida
sentado
en la penumbra de cocinas
de
casas de arrabal
bebiendo
té
fumando
cigarrillos
y
preguntándose
por
el sentido de las cosas.
Roger
Wolfe. "Algo más épico sin duda (Antología poética)".
2017, Editorial Renacimiento
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