Frente al silencio.

Frente al silencio.

lunes, 14 de enero de 2019

Alejandro Hermosilla




Al fin y al cabo, Martillo es un libro dichoso.

Parece haber sido diseñado, al igual que muchos de los antiguos laberintos, como una trampa para atrapar demonios.

Sorber la nostalgia y la tristeza en su interior.

Y encerrar entre sus páginas el espíritu de quienes aspiran a aumentar de tamaño la puerta entre el infierno y nuestro mundo.

Como si fuera una sala impermeable, una cámara vacía que ahogara las acciones y gestos que cualquiera de las sombras pudiera realizar.

Esos efrits azules y rojos que se transforman en pájaros para, con sus cantos, intentar embaucarnos y que abramos el cofre o habitación donde se encuentran enjaulados.

Me siento por estos motivos afortunado cada vez que me sumerjo en sus páginas.

Sus hermosas palabras abren un boquete en mi corazón, ese cofre de bronce que únicamente he mostrado a algunas mujeres, por el que se adentra un ave.

Acaso una golondrina.

Un radiante animal que, al piar y desplazarse libremente entre mi cuerpo y sangre, me hace disfrutar de una felicidad incomprensible.







Alejandro Hermosilla. “Martillo”. 2014, Editorial Balduque.



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