ÁSPERO
MUNDO
TE
TUVE...
Te
tuve
cuando
eras
dulce,
acariciado
mundo.
Realidad
casi nube,
¡cómo
te me volaste de los brazos!
Ahora
te siento nuevamente.
No
por tu luz, sino por tu corteza,
percibo
tu inéquivoca
presencia.
...
agrios perfiles, duros meridianos,
¡áspero
mundo para mis dos manos!
PORVENIR
Te
llaman porvenir
porque
no vienes nunca.
Te
llaman: porvenir,
y
esperan que tú llegues
como
un animal manso
a
comer en su mano.
Pero
tú permaneces
más
allá de las horas,
agazapado
no se sabe dónde.
...
Mañana!
Y
mañana será otro día tranquilo
un
día como hoy, jueves o martes,
cualquier
cosa y no eso
que
esperamos aún, todavía, siempre.
OTRAS
VECES
Quisiera
estar en otra parte,
mejor
en otra piel,
y
averiguar si desde allí la vida,
por
las ventanas de otros ojos,
se
ve así de grotesca algunas tardes.
Me
gustaría mucho conocer
el
efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar
si el pasado
impregna
los tejidos del mismo zumo acre,
si
todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden
este olor
a
fruta mustia y a jazmín podrido.
Desearía
mirarme
con
las pupilas duras de aquel que más me odia,
para
que así el desprecio
destruya
los despojos
de
todo lo que nunca enterrará al olvido.
HOY
Hoy
todo me conduce a su contrario:
el
olor de la rosa me entierra en sus raíces,
el
despertar me arroja a un sueño diferente,
existo,
luego muero.
Todo
sucede ahora en un orden estricto:
los
alacranes comen en mis manos,
las
palomas me muerden las entrañas,
los
vientos más helados me encienden las mejillas.
Hoy
es así mi vida.
Me
alimento del hambre.
Odio
a quien amo.
Cuando
me duermo, un sol recién nacido
me
mancha de amarillo los párpados por dentro.
Bajo
su luz, cogidos de la mano,
tú
y yo retrocedemos desandando los días
hasta
que al fin logramos perdernos en la nada.
POÉTICA
A
LA QUE INTENTO A VECES APLICARME
Escribir
un poema: marcar la piel del agua.
Suavemente,
los signos
se
deforman, se agrandan,
expresan
lo que quieren
la
brisa, el sol, las nubes,
se
distienden, se tensan, hasta
que
el hombre que los mira
―adormecido
el viento,
la
luz alta―
o
ve su propio rostro
o
―transparencia
pura, hondo
fracaso―
no ve nada.
Ángel
González. "Poemas". 1988, CÁTEDRA Letras Hispánicas.
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