Frente al silencio.

Frente al silencio.

viernes, 16 de junio de 2017

Vicente Muñoz Álvarez (I)



UNO DE TANTOS


Vivir a costa de padres
que las pasan putas
para llegar a fin de mes.

Levantarte y decir:
muy bueno días.

Hacerte pajas
a escondidas,
comer sus huevos,
utilizar su biblioteca,
leer a Miller
o a Bukowski
o a Kerouac.

Ser un licenciado en paro.

Tener entre 25 y 30 años
y justificar tu edad
preparando oposiciones.

Escuchar música,
llevar el pelo largo,
sacar a pasear al perro,
follar de vez en cuando.

Ir a ver exposiciones,
deprimirse,
vencer la idea del suicidio,
llegar borracho a casa
y caer rendido en el sofá.

Pensar:
ya vendrán mejores tiempos.





CRAZY LOVE

Me llamó por teléfono a las tres y media
y me preguntó qué estaba haciendo.

Le dije que me disponía a comer
y estaba calentando algo de pollo en la cocina.

¿A estas horas?, preguntó.

Salí a tomar un vino
y acabo de llegar, contesté yo.

Entonces ella empezó a chillar
y a maldecir por el teléfono.

Dijo que aunque siempre estaba deprimido
nunca me encontraba en casa
y yo le pregunté si prefería verme
encerrado todo el día.

Pero no respondió a eso.

Cambió de conversación
y me preguntó con quién había salido.

Se lo dije (era una amiga común)
y eso empeoró aún más la situación.

Aumentó el volumen de su voz
y acusó a la chica
de interponerse en nuestra relación.

Después se echó a llorar.

Y finalmente gritó:

Algo pasa entre nosotros
no sé lo que es pero algo pasa
algo pasa entre nosotros.

Y colgó luego el teléfono.

Estuve unos segundos
escuchando la señal fría y monótona
del auricular en la distancia.

Pensé que casi todo era una mierda.

Tiré el pollo recalentado a la basura
y me senté en la mesa a beber vino.

Escribí después este poema.





TEDIO


Sentado en la habitación
mientras afuera se oyen ruidos.

La amarillenta luz del flexo
me ilumina la cabeza,
las manos y el ombligo,
pero no llega a mis pies.

Mis pies están ahí quietos,
en la oscuridad,
como setas pálidas
pudriéndose en la bruma.

Todo sigue igual
mientras afuera se oyen ruidos:
libros, incienso,
literatura impublicable,
sonido de tic tac.

Dicen que las flores
tienen sentimientos,
pero yo las veo
marchitarse en el jarrón.

Me asomo a la ventana:
cuatro niños golpean
la puerta de un local
y a lo lejos ladra un perro.

De regreso a mi cuarto pienso
que lo peor de crecer
es no poder contar más años
con los dedos.










DONDE EMPIEZA EL PROPIO CAMINO


Uno se cansa
de esperar
de auto inmolarse
de aguardar siempre
el mañana

y termina dejando
fluir el tiempo
mansamente
en su interior.

Ese es el lugar
donde se recupera
al fin la calma,
donde empieza
el propio camino.




Vicente Muñoz Álvarez. “GAS” (antología poética personal 1999-2016). Ediciones Lupercalia, 2016.





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