Frente al silencio.

Frente al silencio.

domingo, 16 de abril de 2017

Manuel Vilas (III)





NO FUMADOR



   Amo la salud, el orden claro de mis pulmones, la fuerza
militar de mi hígado, el huracán preciso de mi tráquea. Esos
órganos son Vilas. Vienen de mis padres y proceden también
de la humillación de la Historia.
   Amo mis pulmones, su sangre violentamente roja
recorriendo la lengua, la laringe, el esófago.
   Amo mis pulmones, mataré por ellos, por su supremacía,
por su rigor, por su perfectísimo funcionamiento, por su
continuidad en el tiempo, porque son mi herencia tras siglos
de pobreza, esclavitud y miseria.
   Sé quiénes eran mis padres y los padres de estos, aún se
oyen sus gritos. La salud es la única dote de los desesperados
y de los maltratados y de los perseguidos.
   La salud es revolucionaria.
   <<Te dimos un cuerpo sano, no pudimos darte más, no
teníamos nada, no teníamos nada, solo sangre>>.
   Amo mi cuerpo.
   La salud es revolucionaria.
   No quiero morir, quiero seguir amando. Me da igual el
qué, pero seguir amando, seguir amando las inocentes
estaciones de servicio de las autopistas españolas y sus
surtidores electrónicos, los barcos deportivos de la Costa del
Sol y los hospitales privados, el viento y la radiactividad, la
sangre y el sida, los planetas y las naves espaciales, los anillos
de diseño en los dedos de la mano de una mujer, las
transferencias bancarias internacionales a paraísos fiscales
inextricables, las ruedas misteriosas de los autobuses, las
bombillas de los pasillos de los pisos de protección oficial,
cualquier cosa me basta, cualquier cosa que me recuerde a
la vida será suficiente.
   Amo la salud, el arma de los pobres.






MI NOVIA


   Vilas, dicen por ahí que tuviste padre y madre, pero yo no
me lo creo. A ti, Vilas, te engendraron las ballenas, la selva,
los mandriles y el vientre de la luna.

   Vilas, dicen por ahí que fuiste al colegio y a la universidad
y que te hiciste un hombre de bien, que aprendiste a leer y a
escribir, a sumar y a multiplicar. Pero eso sí que es imposible,
solo hay que verte ahora, más pobre que los chinos y los
negros y las ratas. Además yo sí sé de dónde vienes tú, Vilas.

   Vilas, dicen por ahí que te casaste dos veces y tuviste solo
dos hijos, pero yo no me lo creo. Sabemos que te casaste
cientos de veces y que tuviste millones de hijos y de hijas.

   Vilas, dicen por ahí que te hiciste escritor, que escribías
libros, y eso tiene gracia, eso si es muy, pero que muy
gracioso.

   Vilas, dicen por ahí que eras español, bah, tío, yo no me
lo creo. Eso sí que no puede creérselo nadie. A ti, Vilas, te
echaron de todos los países serios, como echan a las
cucarachas de las casas, pero con honor, gigantesco honor, te
expulsaban con honores de estado.

   Tú eras hijo de las montañas de Huesca, eso sí es verdad.

   De los ibones, de los barrancos y de las praderas, del Valle
de Benasque, de Monte Perdido y Panticosa, de Ordesa y
Añisclo, sí, de allí sí eras tú, como lo fue tu padre, si es que
tuviste padre.

   Vilas, dicen por ahí que naciste en el siglo XX. Pero eso si
que es un decir bien tonto, pues los virus como tú
contribuyeron a la creación de los huesos y de la carne y
estaban aquí antes de que el sol hiciera brillar las heladas olas
del mar y las azules crestas de las montañas.

   Vilas, dicen por ahí que amas a hombres y mujeres, vivos
y muertos, a millones de mujeres y a unas docenas de
hombres buenos, y eso sí que yo me lo creo.

   Eso, tío, eso es verdad. Vilas, eso sí.

   Vilas, eres perfecto. El Ser, eso eres tú, y no la Nada, Gran 
Vilas.

   Un ciego plenario.
   El ciego que puso pleitos y demandas voraces a la exigua
luz del mundo.

   Dame un beso, hijodeputa.

   Esa lengua, Vilas, quiero sentirla.

   Soy yo, la tonta de tu novia, la única que te ha querido.








LAS PALIZAS


Los libros que escribí saquearon mi cuerpo.
Me dieron puñetazos en la cara.

Muchos eligieron el cerebro.

Alguno se llevó el hígado, todos robaron.

Agotado, envejecido, deteriorado,
poco saludable,
así me dejaron las palabras bajo mi nombre.

El aparato digestivo, el sueño, los mareos,
la tráquea, las arritmias, el asma,
los huesos torcidos, la neumonía.

Mis poemas, mis novelas saquearon mi cuerpo.

Cada libro escrito era una paliza.

Daban fuerte.

Me dieron palizas de muerte, tío,
esos libros míos, esos hijosdeputa
que finalmente no valieron la pena.

Mis libros no cambiaron el mundo,
solo me cambiaron a mí.

El glaucoma, la sed, el alcoholismo,
las lumbalgias, las taquicardias,
el pánico, la bulimia,
las palizas,
ellos saqueaban,
se lo llevaban todo.

Mis libros,
mis asesinos.

Pero me gusta que me peguen.
Las palizas del amor.

Ponte una tirita en la ceja,
aún te queda un pulmón sano,
respira, pues,
deja de beber,
y adelgaza.





ORACIÓN


Gran Vilas de los MacDonald´s
acuérdate de nosotros.

Gran Vilas de los lavabos de los bares y de las gasolineras
y de los aeropuertos y de los hoteles baratos,
ten piedad de nosotros.

Gran Vilas de la industria automovilística occidental,
perdona nuestros pecados.

Gran Vilas de los hipermercados florecientes,
escucha nuestros ávidos corazones.

Gran Vilas del Amor Internacional,
ámanos como solo tú puedes hacerlo.

Gran vilas de los niños,
protégelos con tus rayos solares.

Gran Vilas del amor al padre que murió,
te querremos siempre.

Gran Vilas de la santa oscuridad,
impide que nos hieran como a ti te hirieron.

Gran Vilas de los humillador y de los empobrecidos,
tu beso será suficiente.

Gran Vilas del amor a todos los seres humanos,
regálanos tu don.

Gran Vilas de las crucifixiones,
acuérdate de nosotros.

Gran Vilas de los MacDonald´s,
acuérdate de nosotros.







Manuel Vilas. "Poesía Completa (1980-2015)". 2106, Visor.




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