Leí
una entrevista
a Jesucristo resucitado.
Ya no parecía oler
a muerto pero en la foto
que la acompañaba
tenía ese aire ingrávido
de las estrellas de rock.
Decía: lo peor no fueron
las espinas en las sienes.
Los latigazos en la mantequilla
de mi piel no dolían tanto, llevar
mi cruz, los salivazos, los clavos
en mis manos de carpintero, el odio
de quienes en mis parábolas creyeron
fueron rasguños tan leves
como el corte con una hoja.
Lo que dolía
lo peor, en verdad os digo,
lo que realmente me mató
fue perder a la Magdalena.
a Jesucristo resucitado.
Ya no parecía oler
a muerto pero en la foto
que la acompañaba
tenía ese aire ingrávido
de las estrellas de rock.
Decía: lo peor no fueron
las espinas en las sienes.
Los latigazos en la mantequilla
de mi piel no dolían tanto, llevar
mi cruz, los salivazos, los clavos
en mis manos de carpintero, el odio
de quienes en mis parábolas creyeron
fueron rasguños tan leves
como el corte con una hoja.
Lo que dolía
lo peor, en verdad os digo,
lo que realmente me mató
fue perder a la Magdalena.
Saber
que nunca más
ungiría mis pies.
ungiría mis pies.
Jorge
M Molinero. 2017, de su muro de Facebook.
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