Miriam
arrugó en sus manos el garabato ilegible que había dibujado.
―¿Qué
llevas ahí, Miriam? ―dijo la maestra mirando por encima de sus
gafas.
―Nada.
―El
que nada no se ahoga. Venga, enseña a la clase qué llevas ahí.
Miriam
desplegó el dibujo a la vez que sus mejillas se iban sonrojando.
―¡Es
un culo! ―dijo Pedrito el <<mellao>> desde el final de
la clase.
Todos
empezaron a reír y a burlarse de ella, incluso Miguel. Que ignorante
de él, no sabía que aquel culo era un corazón dibujado en su
honor.
Jesús
Arribas Navarro. "Relatos en cadena". 2008, Alfaguara
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