II
No
llore nadie por mi muerte:
el
río me lleva
como
el pez lleva sus escamas.
***
NO
PONDRÁS NOMBRE AL FUEGO
No
medirás la llama
con
palabras dictadas por la tribu,
no
pondrás nombre al fuego,
no
medirás su alcance.
Todas
las llamas son el mismo fuego.
Mi
cuerpo es una antorcha que alumbra los espantos
que
la razón construye en sus tinieblas.
Hay
que bajar al cuerpo, muy adentro,
tocar
el centro ardiente, abrirlo y propagar
el
gozo de la lava.
No
importa en qué caderas,
en
qué pecho resbale,
no
importa la estatura, el sexo o la materia
pues
todos caminamos sobre la misma pira.
No
medirás la llama con palabras que encubren
los
viejos sentimientos de los hombres.
***
LA
OFRENDA
Poner
un marco a la ofensa.
Bajo
la herida, un cuenco.
Recoger
la
sangre y bebérsela frente al cuadro.
Como
ofrenda.
Por
los actos el yo
busca
afianzarse.
Por
los actos el yo es ofendido.
Por
los actos el daño. Por los actos
el
conocimiento.
Nada
de lo que se hace a ciegas es
inútil
para ver.
Chantal
Maillard. “HAINUWELE y otros poemas”. 2009, Tusquets editores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario