EL
OJO DEL OBSERVADOR
Ese
gorrión
posado
en
el cable del tendido eléctrico
no
puede estar
mirándome
a mí.
Es
imposible.
Aunque
ahora mismo
sólo
esté yo
aquí
abajo.
En
fin, qué cosas.
Y
nadie me asegura
que
esta noche
no
recuerde este momento
como
lo mejor del día.
37º
A LA SOMBRA
Para
Ana L
Ahora
mismo
me
gustaría estar
en
alguna gélida ciudad del norte,
concretamente,
en
uno de esos bares
que
suele haber siempre
en
las plazas
de
esas ciudades,
viendo
ir y venir a la gente
aterida
bajo los paraguas,
contigo,
haciendo planes
para
irnos en verano a algún lugar
al
sol.
NO
HE DEJADO DE BUSCAR
Para
Javier Das
Me
eché
a
andar
por
la vía.
Un
hombre
me
llamó la atención.
Le
dije
que
buscaba a mi padre
(se
había muerto,
pero
a mí
me
daba igual).
Hace
cincuenta años de aquello.
No
he dejado de buscar.
ESTAMPA
OTOÑAL
Junto
a los días cortos,
los
catarros
y
las hojas muertas por las aceras,
un
puesto de castañas
es
sin duda la imagen
de
que el otoño ha llegado a la ciudad.
Un
día vas andando por la calle
y,
de repente, notas
ese
picorcillo familiar en los ojos.
Miras
a un lado y a otro
y
allí está, echando ese humazo gordo
de
locomotora atascada.
A
mí me agrada
encontrarme
cada octubre
con
este vestigio de mi niñez.
Es
como si, de alguna forma
―por
más precaria que esta sea―,
me
recordase
que
mi mundo no se ha muerto del todo,
que
aún resiste, y yo con él.
ESTA
MAÑANA
No
había nadie
en
el paseo marítimo
esta
mañana.
Solos
el
mar y yo, cara a cara, mirándonos
y
manteniendo, en silencio, una conversación
―la
misma, la de siempre,
la
que nunca nos lleva a ningún sitio,
encastillados
ambos
en
nuestras tercas
e
inmutables posiciones...―.
<<Nos
vemos, le he dicho,
tras
un rato sin respuestas
por
su parte.
Él
no me ha dicho nada. Para qué.
Sabe
que será así.
Karmelo
C. Iribarren. “Haciendo Planes”. 2016, Renacimiento.
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