barrer
para casa
mi
madre
estuvo
durante tres años
todos
los sábados
limpiando
la
casa y el bufete
de
un afamado y rico
matrimonio
de abogados vallisoletanos
estos
para
asegurarse
de
la eficacia y honradez de mi madre
escondían
monedas
de veinticinco pesetas
como
si las hubieran perdido involuntariamente
en
rincones inverosímiles
junto
a la fotocopiadora, bajo el revistero de la sala de espera,
entre
las macetas de la terraza, detrás del televisor...
monedas
que mi vieja sólo encontraría si se esmeraba
al
barrer, fregar o limpiar el polvo
mi
madre
que
siempre ha limpiado a conciencia
daba
con ellas
y
las dejaba
honradamente
en
un cenicero
que
había en la enorme mesa del salón,
haciendo
cuentas
(50
sábados al año por 3 años por veinticinco pesetas)
le
deben
tres
mil trescientas cincuenta pesetas
y
unas disculpas
no
hay bandera blanca en mis ojos
hay
días en que soy in capaz de deshacer un nudo
incapaz
de mantenerme en pie
incapaz
de encontrar algo hermoso por lo que sonreír
días
en que me daña cualquier palabra
en
que me espanta cualquier ruido
en
que me duele respirar
en
que se me escapan las lágrimas
en
que se me cae el cigarro entre los dedos
en
que no estoy para nadie
hay
días en que puedo escalar sin oxígeno el K2
preparar
exquisito sushi para mis amigos
o
escribir una canción como Jumpin´ Jack Flash
días
en que puedo bailar hasta que salga el sol
y
venirme para casa con la chica más guapa de la fiesta
días
en que no acepto la derrota
pero
no hay término medio
y
es jodido vivir en esta montaña rusa
los
dioses son caprichosos conmigo
y
no me dan respiro
pero
yo no me rindo
he
ahí la cuestión
esperar
o marchar
mientras
espero el autobús
un
hombre
que
para volver
del
trabajo a casa
tiene
que coger el autobús
y
oler
pedos
sobacos
y
pies
de
desconocidos
es
un fracasado
tomando
una cerveza un domingo soleado de otoño
estamos
resacosos
y
todo va como a cámara lenta
pero
no hay prisa ninguna
no
hay horarios, jefes, peleas
sentados
al sol
bebiendo
cervezas
hablamos
de motos, economía, fútbol, política, música
cada
uno con su estilo, manías, aficiones
sin
que tenga la mayor importancia
hablando
de planes, de viajes, de chicas, de conciertos
cada
uno con sus sueños, esperanzas, ilusiones
sin
que tengan la menor posibilidad de realizarse
pero
aquí estamos
bebiendo
con sed
felices
moviéndonos
al ritmo del sol
hasta
que la sombra llega a todos los rincones de la terraza del bar
y
pillamos unos litros
y
subimos a casa a hacer arroz con conejo
hay
cientos de formas de hacer un buen arroz
sólo
es cuestión de tomárselo con calma
y
las cervezas ayudan
y
la música
y
la buena compañía
después
del exquisito arroz
un
café con un chorrito
unos
whiskys
y
el fútbol, los planes, la economía, la música, las chicas y las
cervezas
y
una partida al tute cabrón
para
ver quién friega los cacharros
y
así pasa la tarde
otro
día ganado
mañana
será otro día
y
toca madrugar
para
que el próximo domingo
podamos
tomar unas cervezas
por
nuestra salud
lecciones
de jardinería
nos
estáis echando tanta mierda encima
que
estáis abonando nuestro odio
José
Pastor González. “alguien tiene que limpiar la mierda”. 2013,
ediciones RaRo.
1 comentario:
De nada, José. Un placer.
Abrazote!
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