Herencia
Cantaba mi madre una canción
Que
escuchaba a mi abuela
En
las tardes de verano
Hablaba
de un canario
Que
se quedaba ronco
Y
de un nombre
Siempre
la tarareaba
Mientras
fregaba los platos
Yo
la miraba y no entendía
Cómo
era posible cantar como ella
Con
tanta alegría en la voz
Con
tanta pena en los ojos
Y
prendidos en las cortinas
De
la cocina quedaron
El
canario
Y
su pena ronca
Que
hoy mientras friego los platos
Y
pienso en ti y te nombro
Sin
querer y en voz baja
Es
la mía
B.
Vargas. 2015, de su blog: http://lainfulabarataria.blogspot.com.es/
2 comentarios:
Gracias de nuevo, Tomás. Un abrazo.
Ballerina.
Un placer, Ballerina.
Abrazo, poeta!
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