Frente al silencio.

Frente al silencio.

viernes, 2 de enero de 2015

John Fante.




Fragmento.



Y entonces sucedió. Una noche que la lluvia golpeaba el inclinado techo de la cocina se introdujo en mi vida un espíritu grandioso. Tenía el libro en las manos y temblaba mientras me hablaba del hombre y el mundo, del amor y la sabiduría, del dolor y la culpa, y supe que yo ya no podía ser el de antes. El espíritu se llamaba Fiódor Mijáilovich Dostoievski. Sabía más de padres e hijos que ningún hombre en el mundo, y de hermanos, de curas, de delincuentes, de la culpa y la inocencia. Dostoievski me transformó. El idiota, Los endemoniados, Los hermanos Karamazov, El jugador. Me cambió radicalmente. Descubrí que respiraba, que veía horizontes invisibles. El odio por mi padre desapareció. Amé a mi padre, aquel pobre diablo, resentido y obsesionado. También amé a mi madre y a toda mi familia. Había llegado el momento de ser hombre, de irse de San Elmo, de entrar en el mundo. Quería pensar y sentir como Dostoievski. Quería escribir. (…)





John Fante. “La hermandad de la uva”. 2004, Anagrama.





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