RAZÓN
DE LA IMPOSTURA
Ahora
que ya tengo la certeza
de
haber pertenecido ―amado,
roto,
ganado,
recompuesto y, al final,
perdido
siempre―,
puedo reclamarle
a
la tierra un lugar donde fingir
que
mi vida fue bella, tierna, hermosa,
y
que nada me puso nunca al borde
de
las acostumbradas deserciones.
Debo
fingir si quiero que las horas
me
miren con piedad y no voceen
mis
pérdidas, publiquen mis caídas
ni
se ensañen con los espacios blancos
que
empiezan a entreverse en mi mirada,
la
nostalgia de viajes que no hice,
los
libros sin leer que en los estantes
recelan
de entregarme sus secretos.
Ahora
debo fingir, no cabe duda,
habitar
el silencio de una oscura
terraza,
donde sólo mis deseos
no
cumplidos y el fuego de las lágrimas
por
esas tantas horas imposibles
iluminen
mi vida, mientras busco
en
todos esos libros la respuesta
al
enigma perdido de estos años.
NOCTURNO
INSANO
Aquí,
en esta casa donde todo
parece
respirar mientras me ahogo,
donde
cada sillón y cada libro
me
están robando el aire, aquí termino
de
comprender al fin que el orden
de
esta atmósfera insana desconoce
mi
nombre y mis sentidos.
No
es mi casa
este
pobre habitáculo de rara
orientación,
en el que apenas puedo
tener
todas mis cosas: no lo siento
como
propio y por eso no estoy nunca
sentado
aquí, leyendo ante la luna
o
ante el sol de la tarde, más que algunos
minutos,
una hora, el tiempo justo
para
fraguar un plan de huída, el mismo
de
ayer y de mañana.
Los
motivos
no
importan mucho y siempre tienen poco
de
veraces: es fácil ―cuando
sólo
se
ha de responder ante la propia
conciencia―
ir dejando que la ropa
usada
se amontone y que la pila
de
platos crezca muda cada día.
La
desgana, el desorden, la basura
interior,
suelen ser también de ayuda
para
que la derrota aún me sea
más
flagrante si cabe y ya no pueda
fingir
que me importaba.
Aquí
termino
de
comprender que el aire que respiro
lo
emponzoñé yo mismo con la torpe
decisión
de encerrar tras los barrotes
de
esta jaula sin fe mi ansia errante.
LA
VOZ QUE NOS RECLAMA
I
Hay
un silencio inane que se viste
con
ropas encendidas
y
hay una voz oscura que dibuja
los
órdenes del tiempo y sus condenas.
Ese
silencio y esa voz se nutren
de
nuestros pensamientos más ocultos
y
conforman el hábil entramado
con
que el tiempo parece oscurecernos.
Su
reseco lamento se difunde
como
una luz estéril, un sonido
creciente
que domina y nos alcanza
hasta
hacer de nosotros sus esclavos.
Ese
silencio y esa voz nos pertenecen
como
el alma o los ojos, cada uno
puede
verlos brillar en el pasado
que
habita sin doler y en el futuro
que
oculta sus venenos
en
la definición de la esperanza.
Ese
silencio y esa voz vinieron
sólo
a vernos caer sobre la hierba
de
su angustia como el rocío cae
―para
hacerla visible―
sobre el alba.
Así
sobre nosotros ha caído
su
lamento y ha vuelto a darles vida,
vida
nuestra que nunca podrá nadie
quitarles
ya, si no es que antes la muerte
nos
arranca su angustia y su lamento.
II
Hay
un inmenso abrazo,
una
fascinación enardecida
que
despierta ―en
el mundo de las sombras―
el
dolor y el amor y los confunde,
una
voz tan oscura que los hombres
la
escuchan mientras duermen,
y
al despertar aún oyen sus ecos.
Y
hay también unos ojos tan enormes
como
toda la faz del universo:
estar
en su presencia significa
haber
perdido todo y conocido
la
sustancia de lagos, mares, nubes,
montañas
y tormentas,
haber
visto
los
invisibles lazos que en lo seres
producen
atracción o desafecto,
los
ríos de dolor que nos calientan
e
iluminan: es no ser libres, nada
resulta
igual que antes...
Los
que sufren
están
muy cerca, casi forman parte
ya
de esa corriente, de esos ojos
que
sólo por saberlos nos consumen
a
nosotros también. Y los que aman
u
odian, los que acercan a una herida
unas
manos, son también parte de ella.
Infierno,
cielo, nada... Sólo nombres
vacíos
de sentido, construcciones
de
la imaginación de los primeros
que
sintieron correr bajo sus pies
esa
lava, y hacer temblar la tierra
que
pisaban, sintieron miedo y frío,
dudaron
si rendirse y entregarse
o
resistir.
Tal
vez sean
sus
voces las que ahora nos reclaman.
Ángel
Paniagua. "Una canción extranjera". 2004, Consejería de
Educación y Cultura (Murcia)
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