Diarios.
Fragmentos:
Quisiera
pensar en algo sublime. En el nacimiento del Hombre, en los
sacrificios de Oriente, en el asta de la bandera de Etiopía.
Quisiera electrizar mis ojos y sacudirles su inercia doméstica.
Quisiera levantar mis piernas, manchar el cielorraso, arrodillarme
junto a un sapo ahogado, clasificar los tonos de un pétalo,
registrar los bolsillos del rey de Suecia, distinguir al tacto los
cuatro reinos animal, vegetal, mineral y humano, revivir los éxtasis
de Juana de Arco exhalando albores para destruir el fuego, recoger
las mieses de una chacra irlandesa, pasear a hurtadillas por la nieve
muda de Siberia, regatear bambú en un kisoko chino, sonreír al
simio en la negrodorada noche de un ukelele sorbiendo un coco de la
isla de Hawai, elevar los párpados, subir a lo más alto, agitar los
brazos como campanillas estremecidas y gritar a Todo: ¡Soy
universal!
Suena
el despertador. Estiro mi angustia. Desmenuzo el frío
vistiéndome en la auténtica oscuridad que enmarca las 6 horas.
A
lo lejos, los flacos pómulos de mi amado César me susurran
conmovidos: ¡¡Ya va a venir el día / ponte el cuerpo!!
C´es
la vie mort de la Mort!
***
Heredé
de mis antepasados las ansias de huir. Dicen que mi sangre es
europea. Yo siento que cada glóbulo procede de un punto distinto. De
cada nación, de cada provincia, de cada isla, golfo, accidente,
archipiélago, oasis. De cada trozo de tierra o de mar han usurpado
algo y así me formaron, condenándome a la eterna búsqueda de un
lugar de origen. Con las manos tendidas y el pájaro herido
balbuceante y sangriento. Con los labios expresamente dibujados para
exhalar quejas. Con la frente estrujada por todas las dudas. Con el
rostro anhelante y el pelo rodante. Con mi acoplado sin freno.
Con
la malicia instintiva de la prohibición. Con el hálito negro a fuer
de tanto llanto. Heredé el paso vacilante con el objeto de
estatizarme nunca con firmeza en lugar alguno. ¡En todo y en nada!
¡En nada y en todo!
***
Tinta.
Mi único consuelo. Así se sigue, Alejandra. Así se sigue. La
estufa hace ruido. Un perro ladra. <<Nunca se sabe de donde
vienen los ruidos>> (Proust). Así se sigue. A la deriva.
Estrellarse. ¡Bah! ¡No hay qué estrellar! Pongo la pluma en el
papel. (Te presento a una joven poetisa: F. A. P.) Ya pertenezco a mi
tiempo, vive le père UBU!
<<Poemas
para leer en el bidet.>>
¡Adoro
mi poesía! ¡Es la única que me gusta! Imitando la de Vallejo, en
la que se nota mis influencias de la primera época (año 1930) ¿Qué
hacía yo en 1930? ¡Estaba en la nada! ¿Y en el 2930? ¡En la nada!
¿Y en 1955? ¡En la nada! ¡¡En la nada!!
***
Sábado,
2
Estado
vegetal.
Cada
mañana despertar, tener que llorar y tomar café. No puedo gozar de
la vida. No encuentro en ella ningún interés. Sólo algunos
consuelos. Yo no quiero consuelos.
Ojalá
enloquezca o muera pronto. Estoy segura de que pronto va a suceder
algo. No es posible continuar así, tan sola, viviendo y llorando. Y
en resumen ¿qué quiero? Ah, no sé, no sé. Tal vez no quiera nada.
Pero un gran vacío, un bicho que es vacío me muerde. Siento que me
duele el corazón. Y no hay solución para mí.
***
Sábado,
15
Y
de pronto, un gran cansancio, no de la vida, mas de la muerte. Pero
no hablo de la muerte absoluta, hablo de este lento naufragio
cotidiano en las aguas del pasado. Estoy cansada de todo ese mundo de
complejos y frustraciones en que nos sustentamos yo y la gente que me
circunda. Es un no dar más, un gran deseo de respirar aire puro, de
reír, de mirar con naturalidad las cosas y a mí misma. Hoy se me ha
revelado, con una fugacidad y fuerzas increíbles, la posibilidad de
ser. Todo fue espontáneo, como si hubiera encendido un cigarrillo.
Me sentí bien, como si me hubieran aflojado las cadenas, aquellas
que ni recordaba, tan resignada a la desesperación estaba. No creo
en la felicidad. Pero quiero despojarme de esta tensión, de tanta
vigilancia. Estoy fatigada de todas esas historias edípicas, del
odio espantoso de padres e hijos, estoy cansada de tanta
interpretación sexual. Quiero vivir con naturalidad, limitarme,
señalarme objetos posibles y luchar por ellos. Quiero liberarme del
horror sin semejanzas de mi <<amor imposible>>. Quiero,
en suma, aprender muchas cosas, sobre todo, a escribir y a pensar.
Alejandra
Pizarnik. “Diarios”. 2012, Editorial Lumen.
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