Doblez
(II)
Esta
otra
mitad que me habita
ha empezado a sobrepasarse,
tendremos que actuar con urgencia:
cocinarla al mediodía.
Despellejarla
antes
de que la luz
indulte la línea ambarina
sobre nuestras nucas.
A pleno sol
(mi madre odia los gatos,
era la mayor de las niñas
y su destino encerraba apresar
al alba las patas traseras
de los conejos. Mi abuela
empezaba por las cabezas, desenfundar
un guante, desprenderse
de la piel.
Y los conejos
despellejados
pasaron
a ser gatos).
¿En qué se convertirá
este otro yo que ahora
me habita?
Lo rociaremos con vodka
y le prenderemos fuego.
Porque siempre espera al otro
lado, y se burla
de mis dudas
de mis miedos.
Se abre de piernas
mientras yo sello las rodillas
y al ocaso juega con los cerdos
en montes sembrados por uñas
de niñas bien.
A fuego lento,
evaporar los restos
de deseo,
todo
lo que
late
lo que
somos y
no
debemos
ser.
Esta
doblez.
Comernos un pedazo
de nosotros,
devorarnos,
como quien domestica un gato
fingiendo amar su libertad
mitad que me habita
ha empezado a sobrepasarse,
tendremos que actuar con urgencia:
cocinarla al mediodía.
Despellejarla
antes
de que la luz
indulte la línea ambarina
sobre nuestras nucas.
A pleno sol
(mi madre odia los gatos,
era la mayor de las niñas
y su destino encerraba apresar
al alba las patas traseras
de los conejos. Mi abuela
empezaba por las cabezas, desenfundar
un guante, desprenderse
de la piel.
Y los conejos
despellejados
pasaron
a ser gatos).
¿En qué se convertirá
este otro yo que ahora
me habita?
Lo rociaremos con vodka
y le prenderemos fuego.
Porque siempre espera al otro
lado, y se burla
de mis dudas
de mis miedos.
Se abre de piernas
mientras yo sello las rodillas
y al ocaso juega con los cerdos
en montes sembrados por uñas
de niñas bien.
A fuego lento,
evaporar los restos
de deseo,
todo
lo que
late
lo que
somos y
no
debemos
ser.
Esta
doblez.
Comernos un pedazo
de nosotros,
devorarnos,
como quien domestica un gato
fingiendo amar su libertad
Carol
GP. 2015, de su muro de Facebook.