LA
METAMORFOSIS
No
puedo concederte lo que no es mío,
ya
que hoy es todo tuyo lo que mío fue ayer.
Recuerda
que me dijiste que estabas sola y sentías
frío.
Te
has olvidado, acaso, que te dejé para cubrirte
aquella
noche todo mi ser.
Hay
en cada entrega una metamorfosis
y
lo que se entrega jamás se puede volver a poseer.
Cierto que a veces nos es devuelto el ser después
Cierto que a veces nos es devuelto el ser después
de
amado.
Pero,
aunque parezca que es siempre el mismo,
acaba
siempre de renacer.
Como
no quiero que me devuelvas ese ser mío al
que
has amado,
hazme
un favor, si puede ser.
Tú
me dijiste que te gustaba sentirlo cerca.
Si
no te importa, me gustaría que te lo quedases.
Siempre
ha tenido como ideal acariciar
eternamente
el corazón de una mujer.
***
Fragmento:
Me
preguntas si me desespero. No, solo que ya no tengo nada que hacer
aquí. Solo recordando la vida no se puede vivir. Tiene que haber un
equilibrio entre el cuerpo y la mente. Si uno de los dos falla, falla
el mismo proyecto que la vida ideó. ¿De qué sirve que se conserven
en la memoria intactos todos los sentimientos, fantasías y pasiones
intrínsecas a todo ser humano, si solo sirven para atormentarme con
deseos que jamás se podrán realizar? No es desesperación. Es
lógica racional. La idea de la muerte en estas circunstancias es más
que un simple deseo de separarse de la vida. Es el deseo de terminar
una existencia que no encaja dentro de las leyes de mi razón.
No
hay belleza posible, porque no queda esperanza. Y cuando a la vida no
le queda belleza, nos ofrece la muerte, la poesía del sueño que
busca la razón. No hay que darle más vueltas. El ser humano no
acepta su mortalidad porque la ley universal del miedo a la muerte no
se lo permite. Una persona puede sobrevivir con la ayuda de sus
semejantes. Puede y debe de ser así, si él solicita su ayuda. Pero,
cuando uno no puede sobrevivir por sus propios medios, y solicita
ayuda a los demás, los demás deben prestarle esa ayuda que él
solicita, no la que los demás quieran darle de acuerdo con sus
prejuicios morales.
***
LAS
ALTERNATIVAS DE LA REHABILITACIÓN
Cuando
un tetrapléjico expresa su voluntad de no serlo, es decir, de morir,
la ética médica no debería consistir en rebajar con sedantes su
nivel de conciencia normal hasta que se dé por vencido y acepte la
negociación con el sistema de rehabilitación, que acepte sus
condiciones de buen trato, amabilidad y afecto. Y que cada vez que se
rebela contra la humillación del dolor vea cómo le aumentan las
dosis de sedantes. ¡Eso no es respeto a la libertad de conciencia
del otro!
Así
es como se rehabilita a la persona, se la domestica: o acepta o se
vuelve loco. Para los que se vuelven locos, aunque no son muchos,
siempre hay a mano algún calificativo. Por ejemplo, que la persona
tenía tendencias suicidas. Cuando al ser humano lo dejan libre para
vivir, amar y pensar, siempre se eleva espiritualmente, éticamente.
La vida tiene toda la sabiduría y el conocimiento del universo, no
necesita la protección obligatoria de juristas, médicos, teólogos
y toda clase de castas dominantes que se convierten en paternalismos
crueles.
Claro
que debe de haber un sistema de rehabilitación, pero si su único
fin es conseguir que la persona acepte y se resigne ante cualquier
desequilibrio, un buen propósito puede convertirse en una aberrante
tortura, en un infierno interesadamente planificado.
La
alternativa de la rehabilitación será ética cuando sea una
voluntad personal, pero si es una imposición, no. Cuando la única
alternativa que le queda a la persona es la de soportar un
sufrimiento involuntario, porque así se lo impone la moral de los
demás, a esa persona ―rehabilitada
a la fuerza, o condenada al infierno en vida―,
para disimular que lo han vencido no le queda más alternativa que
besar la mano de sus verdugos rehabilitadores. ¡No hay mejor
protector de una vida que su propio dueño!
Ramón Sampedro. "Cartas desde el infierno". 1996, Planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario