Frente al silencio.

Frente al silencio.

sábado, 31 de marzo de 2018

Kutxi Romero Lorente (IV)




MUXUGORRI
(Asociación para la difusión
de la cultura en Navarra, 2008)





LA RESACA DE DIOS

En este mundo no hay Dios.
Aquí las cosas, los hombres,
los animales se mueven solos.
Este caos es lo que llamamos vida...
una pérdida de tiempo.
GUILLERMO ARRIAGA


Sé a ciencia cierta que,
de las cenizas de los altares,
del arder de cipreses y crisantemos,
del crepitar de lápidas y huesos,
de los escombros sin réquiem
de la humanidad,
resulgirá el Ave Fénix:
ebria,
convertida en paloma blanca.

Dispuesta de nuevo
a joderlo todo.








SIETE
(ELEGÍA A TODOS LOS LADRIDOS AHOGADOS)

Sostengo que cuando muere un animal
el mundo se hace más triste y oscuro,
mientras que cuando desaparece un ser humano,
lo que desaparece es un hijo de puta
en potencia o en vigencia.
ARTURO PÉREZ REVERTE



La niebla parió siete cachorrillos.
Siete.
Yo también tenía siete
años.
Aquel hombre los metió en un saco de lona,
a los siete,
recién nacidos.
Cogió el camino del río.
Le seguí.
Antes de llegar al puente romano
se agachó en la orillo del río y echó,
dentro del saco,
siete piedras grandes,
siete,
junto a los siete cachorros.
Siete.

Subió al puente
y arrojó el saco al agua.

Aún hoy no entiendo
la paliza que me dio
cuando,
desde debajo del puente
le grité,
no sé si siete
o setecientas veces,

hijo de perra.









Kutxi Romero Lorente. "LEÓN MANSO COME MIERDA (Poesía completa 1999-2009). 2015, Desacorde Ediciones.





miércoles, 21 de marzo de 2018

Mario Benedetti / Miguel Ángel Sola




Un gran poema de Benedetti en la enorme voz e interpretación de Sola para celebrar este 21 de marzo, día de la poesía.

"No te salves"







domingo, 18 de marzo de 2018

Kutxi Romero Lorente (III)




POEMAS INDÓMITOS
(La lista negra, 2003)





He de reconocer
que no he visto el abismo
ni siquiera de lejos
aunque
ahora que lo pienso
creo que
me ha parecido olerlo
en el hueco que queda
entre mi cama
y el suelo.

***




Cierra las piernas y quiébrame el cuello
madre
haz de mi cordón una soga y que me amamanten
unos pechos de piedra
madre
pero nunca me permitas ser
un ingrediente más
de esta inmensa
sopa de mierda
por Dios
madre.

***




Me dieron sepultura
una tarde de julio
enterradores enmascarados
a los que les sudaba la polla
mi resurrección
mientras ésta se produjera
fuera de su jornada laboral
y no desordenara
los cadáveres
de la fosa común
del cementerio
de animales.


***







Nunca he tenido un álbum de fotos
yo tengo discos
discos viejos
que
al igual que las fotos
encierran momentos
casi siempre tristes
de tiempos mejores
en los que sonreía
por nada
tiempos mejores
en los que yo también tenía
un sonrisa inútil
tiempos
en los que mi tocadiscos
aún
funcionaba.




Kutxi Romero Lorente. "LEÓN MANSO COME MIERDA (Poesía completa 1999-2009). 2015, Desacorde Ediciones.





sábado, 17 de marzo de 2018

Catulo




Los besos

Me has preguntado, Lesbia, cuántos besos
tuyos llegarían a saciarme.
Tantos como arenas hay en Libia,
junto a Cirene, rica en laserpicio,
entre el oráculo del estivo Júpiter
y el sagrado sepulcro del viejo Bato;
o como las estrellas que, en la noche callada,
contemplan los amores furtivos de los hombres.
Tantos son, Lesbia, los besos tuyos
que podrían saciar al loco de Catulo.
Tantos que los curiosos no pudieron contarlos
ni hechizarlos con lengua venenosa.



Sobremesa

Me gustaría, dulce Ipsitila mía,
delicía mía, encanto mío,
que me invitaras a sestear contigo.
Si lo haces, añade por favor:
que tus cerrojos estén abiertos.
Y tú quédate dentro, te lo ruego;
permanece en la casa y prepárate
a abrazarme nueve veces seguidas.
Si es que piensas hacerlo, invítame
ahora mismo, que acabo de comer
y, boca arriba y satisfecho,
atravieso la túnica y el manto.




Vanidad

La mujer que amo dice que a nadie se entregaría
sino a mí, ni aunque el mismo Júpiter se lo pidiese.
Lo dice. Pero lo que dice la mujer al ansioso amante
hay que escribirlo en viento y en el agua que huye.




El amor

Odio y amo. Tal vez preguntes cómo puedo hacerlo.
No lo sé, pero lo siento así y me torturo.





Fidelidad

Ninguna mujer puede decir que ha sido amada
tan de veras como tú, Lesbia mía, lo eres por mí,
ni hubo jamás lealtad tanta en un tratado
cuenta en tu amor se encuentra por mi parte.






El tema de conversación

Lesbia habla siempre mal de mí, pero no deja
nunca de nombrarme. Si Lesbia no me ama,
que me muera yo aquí y en este instante.
¿Que por qué? Porque a mí me ocurre lo mismo:
continuamente estoy maldiciendo de ella,
pero ¡que me muera si no la amo!




Para siempre

Me prometes, mi vida, que este amor nuestro
nunca se apagará y no tendrá fin,
dulce y feliz, perpetuo entre nosotros.
Grandes dioses, haced que cumpla su promesa
y que de corazón haya hablado, y con sinceridad,
para que conservemos durante toda nuestra vida
este sagrado pacto de amor eterno.




ANTOLOGÍA DE LA POESÍA LATINA. 2004, Alianza Editorial.


miércoles, 14 de marzo de 2018

Ray Bradbury



Fragmentos:



      ―Me preguntarás, ¿cuándo empezó nuestra labor, cómo fue implantada, dónde, cómo? Bueno, yo diría que, en realidad, se inició aproximadamente con un acontecimiento llamado la Guerra Civil. Pese a que nuestros reglamentos afirman que fue fundada antes. La realidad es que no anduvimos muy bien hasta que la fotografía se implantó. Después, las películas, a principios del siglo xx. Radio. Televisión. Las cosas empezaron a adquirir masa.
      Montag permaneció sentado en la cama, inmóvil.
       ―Y como tenían masa, se hicieron más sencillas ―prosiguió diciendo Beatty. En cierta época, los libros atraían a alguna gente, aquí, allí, por doquier. Podían permitirse ser diferentes. El mundo era ancho. Pero, luego, el mundo se llenó de ojos, de codos y de bocas. Población doble, triple, cuádruple. Films y radios, revistas, libros, fueron adquiriendo un bajo nivel, una especie de vulgar uniformidad. ¿Me sigues?
      ―Creo que sí.
      Beatty contempló la bocanada de humo que acababa de lanzar.
      Imagínalo. El hombre del siglo XIX con sus caballos, sus perros, sus coches, sus lentos desplazamientos. Luego, en el siglo XX, acelera la cámara. Los libros, más breves, condensaciones. Resúmenes. Todo se reduce a la anécdota, al final brusco.
      ―Brusco final dijo Mildred, asintiendo.
      ―Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar una lectura de dos minutos. Por fin, convertidos en diez o doce líneas de un diccionario. Claro está, exagero. Los diccionarios únicamente servían para buscar referencias. Pero eran muchos los que sólo sabían de Hamlet (estoy seguro de que conocerás el título, Montag. es probable que, para usted, sólo constituya una especie de rumor, Mrs. Montag), sólo sabían, como digo, de Hamlet lo que había en una condensación de una página en un libro que afirmaba: Ahora, podrá leer por fin todos los clásicos. Manténgase al mismo nivel que sus vecinos. ¿Te das cuenta? Salir de la guardería infantil para ir a la Universidad y regresar a la guardería. Ésta ha sido la formación intelectual durante los últimos cinco siglos o más.

***






      ―Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. <<No importa lo que hagas decía, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ellos tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí para siempre.>>
      Granger movió una mano.
      ―Mi abuelo me enseñó una vez, hace cincuenta años, unas películas tomadas desde cohetes. ¿Has visto alguna vez el hongo de una bomba atómica desde trescientos kilómetros de altura? Es una cabeza de alfiler, no es nada. Y a su alrededor, la soledad.
      >>Mi abuelo pasó una docena de veces la película tomada desde el cohete, y, después manifestó su esperanza de que algún día nuestras ciudades se abrirían para dejar entrar más verdor, más campiña, más Naturaleza, que recordara a la gente que sólo disponemos de un espacio muy pequeño en la Tierra y que sobreviviremos en ese vacío que puede recuperar lo que ha dado, con tanta facilidad como echarnos el aliento a la cara o enviarnos el mar para que nos diga que no somos tan importantes.
      >>Cuando en la oscuridad olvidamos lo cerca que estamos del vacío decía mi abuelo, algún día se presentará y se apoderará de nosotros, porque habremos olvidado lo terrible y real que puede ser.>>






Ray Bradbury. "Fahrenheit 451". 1993, Random House Mondadori.




domingo, 11 de marzo de 2018

Kutxi Romero Lorente (II)





EL SUMIDERO
(edición de autor, 2001)




Embarrados los caminos
no queda más que aguardar
con un plante estúpido
el reconocimiento
a mi obra
inacabada.
Me sumo a sus estertores
y espero
cegado por el torbellino
girando
en la vorágine
de los muertos
poetas
vivos
cretinos.

***



Lo peor no es cambiar
las luces de neón
por el cieno.
Lo peor
es
cuando
la
pestilencia
y
los
espejos
no
cesan
de
preguntar
si
    realmente
             mereció
                       la pena

***






Hay algo que se tambalea
en la mente de los GENIOS
                                     ONANISTAS
                                           LITERARIOS
cuando afirman que su escritura
                                             se debe
al reclamo de que vuelvan los Dioses.
Hijos de perra.
Yo escribo para que se mueran

definitivamente.




Kutxi Romero Lorente. "LEÓN MANSO COME MIERDA (Poesía completa 1999-2009). 2015, Desacorde Ediciones.




viernes, 9 de marzo de 2018

Safo




Me parece igual a los dioses ese
hombre que ahora está frente a ti sentado,
y tu dulce voz a tu lado escucha
mientras le hablas

y tu amable risa; lo cual, te juro,
en mi pecho el alma saltar ha hecho:
pues te miro apenas y mis palabras
ya no me salen

se me queda rota la lengua y, suave,
por la piel un fuego me corre al punto,
por mis ojos ya nada veo, y oigo
sólo un zumbido,

me destila un frío sudor y entera
un temblor me apresa, y cual la paja
amarilla estoy y mi muerte siento
     poco alejada.

Pero todo habrá que sufrirlo, incluso...

***



...me ha agitado el Amor los sentidos
como el monte se arroja a los pinos el viento.

***




Sólo es hermoso el hermoso cuando alguien lo mira,
mas si también bueno es, lo será de por vida.

***






Me estremece de nuevo desatador
...agridulce alimaña invencible, Amor.

***




Las Pléyades ya se esconden,
la luna también, y media
la noche, las horas pasan,
y voy a acostarme sola.





Safo de Lesbos. "Safo". 1998, Grijalbo Mondadori.


martes, 6 de marzo de 2018

Manuel Vilas (II)




95


      Llevo mucho tiempo sin beber.
      En España, la ayuda que recibe un exalcohólico es facilitarle que vuelva a beber. Yo creo que en España no existe el perdón a los pecados.
      De ahí que al final nadie puede salir del alcohol en España, de ahí la expectación que despierta un exalcohólico español: a ver cuándo cae, a ver cuándo vuelve a beber.
      Dará gusto verlo caer otra vez.
      Ya de esta última no se levantará.
      Y aplaudiremos. Y diremos: <<Se veía venir>>.
      Ese es el misterio de España por el que se preguntan los historiadores y se preguntan los escritores inteligentes y se preguntan los intelectuales honestos: ver caer a la gente, eso nos pone a mil.
      No somos buena gente entre nosotros. Cuando salimos fuera parecemos buena gente, pero entre nosotros nos acuchillamos. Es como un atavismo: el español quiere que mueran todos los españoles para quedarse solo en la península ibérica, para poder ir a Madrid y que no haya nadie, para poder ir a Sevilla y que no haya nadie, para poder ir a Barcelona y que no haya nadie.
      Y yo lo entiendo, porque soy de aquí.
      El último español, cuando todos los demás españoles estén ya muertos, será feliz al fin.





140


      Alguna vez me presentaba a esas amigas últimas. Eran gente al borde la marginación. Las amigas burguesas y acomodadas que tuvo en la década de los setenta la abandonaron cuando a mi padre le empezó a ir mal. Entonces podía haber desmontado ese inquietante salón, porque ese salón existía para enseñárselo a esas amigas ricas, que se fueron, desaparecieron cuando mi padre dejó de tener suerte en su trabajo de viajante y se empobreció. La verdad es que a mi padre le fue económicamente bien seis o siete años, no creo que llegara a la década. En esos años mis padres se hicieron amigos de matrimonios pudientes, pero nunca consiguieron estar a la altura de esa gente, porque esa gente siempre tuvo mucho dinero, y mis padres no.
      Joder, podía haber desmontado el salón y haber instalado una ducha para que nos pudiéramos lavar. Vivía confundida, trastornada, y no lo sabía y era una gamberra histórica. Era una mujer que se movía por impulsos, y que no tenía la más mínima previsión. Así que íbamos hechos unos guarros, pero teníamos un salón espléndido en el que no nos podíamos sentar. Porque estábamos esperando a sus amigas pequeñoburguesas que ya no venían, que ya no vendrían nunca. Hasta que con dieciocho años no me fui de esa casa, no supe qué era ducharse en condiciones.
      Dejaron de venir a finales de los setenta, las amigas aquellas emperifolladas. El patrimonio social de mi madre se desintegró. Durante los pocos años en los que a mi padre le fue bien, mi madre consiguió camuflarse con una clase social que más tarde acabaría echándola de su seno.
      Y el cuarto de baño quedó sin reformar. Mi madre perseguía la estimación social, que se evaporó, y yo persigo la estimación literaria, que también se está evaporando. Por eso, creo que no hay ninguna diferencia entre las quimeras de mi madre y las mías.
      Los dos somos víctimas de España, y del anhelo de prosperidad; prosperidad material o prosperidad intelectual son la misma prosperidad. Algo hizo mal ella, y algo estoy haciendo mal yo.
      Pero es hermoso que seamos tan iguales. Y si los dos hemos fracasado, es más hermoso aún. Es amor. Estamos juntos de nuevo. Puede que ella lo planeara así. Entonces ha valido la pena mi fracaso, porque me lleva a ella, y es con ella con quien quiero estar para siempre.



Manuel Vilas. "Ordesa". 2018, Alfaguara  




domingo, 4 de marzo de 2018

Manuel Vilas (I)





59


      Un día dejó de preocuparse de su coche, un Seat Málaga antiguo. Siempre se había angustiado por su coche obsesivamente, por cuidarlo, por tenerlo siempre en perfecto estado. Lo abandonó en un garaje y dejó de conducir.
Fui yo mismo a ver el coche, y estaba lleno de polvo.
      Se lo dije: <<Papá, el coche está lleno de polvo>>.
      Me miró, y parecía que eso sí le hacía mella.
      <<Era un buen coche, haz lo que quieras con él>>, dijo.
      Cuando se desentendió de su coche, supe que mi padre iba a morir pronto; supe que eso era el final.
      Fue uno de los momentos más tristes de mi vida, mi padre me estaba diciendo adiós por una maquina interpuesta.
      En vez de decirme: <<Tenemos que hablar, esto se acaba>>, me dijo: <<Era un buen coche>>. Dios mío, cuánta hermosura. Viniera de donde viniera el espíritu de mi padre, estaba tocado del don de la elegancia, del don de lo inesperado, de la ingenua originalidad.
      Del estilo.
      Me senté en una silla de la cocina, y me lo quedé mirando. Me puse muy nervioso. Me angustié mucho. Solo yo en todo el universo sabía lo que significaban esas palabras, <<haz lo que quieras con él>>.
      Me estaba diciendo algo devastador: <<Haz lo que quieras conmigo, no percibo tu amor>>.
      No percibo tu amor.
      No te amé lo suficiente, y tú a mí tampoco.
      Fuimos condenadamente iguales.






67


      Recuerdo con ternura el esmero de mi madre, poco antes de su muerte, por seguir llevando sus uñas pintadas de rojo; eso me conmovía.
      Me quedaba mirando su mano anciana, aún enarbolando un sentido de la belleza y de la memoria, con aquellas uñas de peluquería. La coquetería de mi madre anciana me parecía delicada, amable. Quería mostrarse ante los demás con elegancia, y a mí eso me parecía maravilloso. Que fuera con las uñas pintadas era un don. Pero aun así no le cogí la mano nunca por propia voluntad, salvo cuando tenía que ayudarla a caminar, entonces sí le cogía la mano.
      Agradecí esa obligación, porque me permitía cogerla de la mano sin perder el pudor, la distancia, la lejanía. Le cogía la mano por obligación facultativa, no por voluntad.
      Y no cogí la mano de mi padre moribundo. Nadie me enseñó a hacerlo. Me daba pánico hacerlo, me daba miedo, un miedo que iba agigantando mi soledad. El miedo a una mano, que acabó consintiendo la gran soledad en la que vivo.



Manuel Vilas. "Ordesa". 2018, Alfaguara. 




viernes, 2 de marzo de 2018

Kutxi Romero Lorente (I)








RUIDOGRAFÍAS
(edición de autor,1999)





AUTOCASTIGO


No sé dónde leí
que en el invierno más terrible
hay un verano invencible,
algo así deben ser
mis noches de autocastigo,
de soñar contigo,
de esa clase de inviernos
quiero pensar que está
hecha mi sonrisa insomne,
la nada de mis bolsillos,
a lo mejor de esos inviernos está
trazado el contorno del abismo
del que hablan los laureados
malditos,
los poetas de mierda,
aunque lo más probable
es que sólo sean eso,
un puñado de versos destinados
al que sabe que su invierno
no dará paso a ninguna florida
primavera y que ésta no precederá
a ningún verano invencible.









COMO YO

Son los restos de saliva escarcha en la piel
cuando no acierto a recordar artimañas, melosas proposiciones, el
olor de las noches todavía presentes bañadas de un algo
que tú llamarías amanecer,
son vidrios húmedos las miradas cuando decaen las pasiones, son
cartón piedra los recuerdos,
sólo la nada prevalece,
intento beber de ella, paladear su esencia,
ser un cupido de plástico a los ojos del amor,
golpe a golpe esculpirme,
como humo de tabaco desvanecerme,
paso a paso desandar,
día a día desvivir,
año tras año desconocer,
mirar entre los dedos cómo se pudre
un mundo que hicieron demasiado grande para mí,
hacer de mi palabra aurora boreal, granizo de estrellas, supuesta-
mente impresionante,
pero a cambio predecible, efímera,
como los poemas, como las vidas,
como la nada, como el todo,
como yo.





Kutxi Romero Lorente. "LEÓN MANSO COME MIERDA (Poesía completa 1999-2009). 2015, Desacorde Ediciones.