Me
suicido en cada callejón de tus palabras
para
recuperar todas las pisadas que perdimos.
Aquí,
encharcados,
sobreviven
los mínimos significados.
No
sé si lloverá sobre los tejados de mi voz.
Mi
piel dice
que
no estoy hecha de alquitrán.
Pero
a veces querría saber amarte
tan
dura como el asfalto.
Ana
María Arroyo. "Trece sueños rojos". Bohodón Ediciones.
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